La creatividad es y será esencial en todos los negocios en el siglo XXI. Álvaro Rolón, especialista en innovación y autor de libros exitosos como "La Creatividad Develeda" y "Al Carajo", suele decir: "Cuando no hay recursos se necesita aún más creatividad"; y es esta la eterna realidad de los empresarios argentinos en general. 


Para ello el heroísmo empresarial, manifestado en el espíritu de riesgo y la falta de miedo a innovar, pero también a equivocarse, es un valor esencial para ganar la competencia en los mercados y en San Juan hay ejemplos. 


Para ello el magis emprendedor, esa voluntad inquebrantable de mejorar la realidad día tras día es otra virtud insolayable así como la indiferencia ignaciana a la zona de confort, los laureles conseguidos y las críticas, entre otros factores. 


Claro está entonces, a esta altura del análisis, que el autoconocimiento empresarial también define "la caída de la taba", en un mundo competitivo, donde la lotería no existe y si la planificación estratégica, los presupuestos para innovación productiva y el marketing creativo y los departamentos de investigación y desarrollo propios de las grandes compañías, o tercerizados en universidades, instituciones públicas o privadas y consultores en la firmas más pequeñas. 


Pero en San Juan no suele suceder lo mismo y la siesta parece haberse extendido a la mente empresaria y profesional en materia de ingenio. Claro está que en un mundo donde los productos alimenticios deben competir con miles de alternativas, marcas y propuestas de sustitución, el que se diferencia; gana la batalla. 
Hay que seguir el ejemplo de las universidades canadienses, donde existe la creatividad como carrera, o las estadounidenses, en dónde desde el año 2015, tras la visita del Papa Francisco, se estudian los ejercicios espirituales ignacianos y el liderazgo al estilo de los jesuitas como herramienta para la sustentabilidad empresarial. 


Por último, generar ambientes afables, proactivos y creativos es clave y una prueba de ello es el centro de desarrollo de las tecnologías de información y comunicación, impulsado en San Juan por el el secretario de Política Económica, ingeniero Alejandro Moreno. 
 
Eco local 
 
Al respecto el especialista local, diseñador industrial Leonardo Lissandrello, de la Compañía de Diseño, innovar es clave "porque nos permite a las personas, empresas e instituciones estar conectados en un mundo altamente dinámico y competitivo".  
Pero Lissandrello va más allá y desafía: "Poner en valor el territorio y todos sus recursos es una clave estratégica. Generar una cultura de la innovación e impulsarla. Lo que nos diferencia, lo nuevo, está a nuestro alcance". 
Sobre que hacer para que las empresas innoven, el diseñador industrial remarcó: "Innovar en las empresas ya no es algo imposible de implementar, al contrario existen procesos, herramientas y experiencias para innovar sistemáticamente y lograr de la innovación parte del hacer diario de cada persona integrante. Para innovar hay que atreverse". 


 
Acciones 

Para finalizar, Lissandrello sugirió como acciones:  
 
* Fomentar la innovación en la empresa. 
* Alinear la innovación con la estrategia de la empresa. 
* Desarrollar un plan de comunicación. 
* Definir la estructura y roles para apoyar la innovación 
* Saber administrar las ideas. 
* Definir como evaluar de las ideas. 
* Promover una cultura de innovación. 

"Innovar en las empresas ya no es algo imposible de implementar, al contrario existen procesos, herramientas y experiencias". 
DI Leonardo Lissandrello - Compañía de Diseño