Hacer un viaje en crucero es un sueño que se puede realizar. Ya es común hacerlo por Brasil o El Caribe, pero también hay otros sitios que están cada vez más de moda, como Polinesia. En la actualidad se hace posible por un precio razonable. Los elementos esenciales de elegir cruceros son bien conocidos: comodidad, placer, lujo, no tener que hacer maletas durante todo el recorrido, combinación de descanso y visitas, todas las comidas y actividades a bordo incluidas, etc. Sin embargo, en un mundo tan cambiante, siempre se producen novedades.

El lujoso y a la vez pequeño Pacific Tahitian Princess, con capacidad exclusiva para menos de 700 pasajeros, es un crucero ideal para que la travesía por la Polinesia resulte inolvidable, ya sea para aquellos que quiere disfrutar del viaje de sus sueños, como a los mieleros que disfrutan del romanticismo a pleno.

Desde hace más de una década, Polinesia es uno de los destinos destacados de Princess Cruises. El impactante entorno natural y el barco Pacific Tahitian Princess se complementan para hacer de este itinerario de 11 días un viaje único a través de uno de los paraísos más apreciados del planeta.

Este crucero ofrece cine, teatro y casino, 4 bares con música en vivo y discoteca además de, por supuesto, 6 restaurantes especialmente preparados para deleitar a sus comensales en 5 turnos alternativos y para ofrecerles room service las 24 horas. Y aunque parezca increíble, todos estos servicios están incluidos en la tarifa del crucero.

Sólo es cuestión de subir a bordo de este crucero para disfrutar de la mejor opción para conocer las islas de Polinesia, en un ámbito de relajación y confort y con la diversidad de entretenimiento garantizado. Porque las ventajas de desmenuzar el archipiélago desde la cubierta del Princess son innumerables.



Un día a bordo

Para comenzar el día, un suculento desayuno que puede hacerse a la carta, en el bien surtido buffet o tranquilamente en la terraza del camarote, contemplando el mar o la llegada a puerto. Los más activos pueden apuntarse, a continuación, a las clases de aerobic, las carreras en cubierta, el completísimo gimnasio, la práctica del golf computarizado, el squast y varias otras opciones deportivas; luego un baño en cualquiera de las cuatro piscinas y jacuzzis o una relajante sesión en la sauna, el baño turco o en la mesa de masajes.

Naturalmente, en cualquier momento puede acudirse a alguno de los ocho bares a tomar una copa o el imaginativo cóctel del día.

La misma variedad de elección hay para comer: a la carta, buffet, en la piscina, en el camarote...: desde hamburguesas y panchos hasta sofisticados platos creados por prestigiosos chefs. Y todo ello, a la hora que se quiera y en la cantidad que se desee.

La tarde puede ser buena para ir de compras, libres de impuestos, en una gran variedad de tiendas, asistir a una subasta de cuadros, jugar al bingo o a las cartas, por ejemplo.

Durante la noche las opciones se multiplican: espectáculos de cabaret o revista estilo Las Vegas, en los gigantescos auditorios, cenas de gala o una buena pizza al más puro estilo italiano, casino, con cientos de máquinas tragamonedas, mesas de póker, black jack y ruletas (abierto las 24 horas) o discoteca sobre el mar.

La lista de actividades que cada víspera depositan a la puerta del camarote, puede resultar agobiante pero sin duda lo mejor de un crucero por la Polinesia es precisamente la posibilidad de elegir, la opción de apuntarse a todo o dedicarse simplemente a descansar contemplando el mar.

(Fuente: Silvia Yafar, de Money Tur).