Gastón está sorprendido por cómo ha crecido San Juan en todos sus aspectos. Y por la cantidad de nuevos talentos y personas con condiciones únicas para subirse a un escenario. Pero fundamentalmente está obnubilado por las muchas y buenas oportunidades que hay en su provincia, situación que no siempre los artistas encuentran en sus lugares de origen. La Fiesta del Sol es para él un buen ejemplo. 


El porqué de semejante deslumbramiento es sencillo: ya han pasado más de 20 años de cuando decidió dejar la comodidad de su casa paterna y su trayectoria teatral para ir a probar suerte en 'La Docta''. En ese entonces Gastón Mori, con su expertis a cuestas, tenía todas las de ganar: había sido invitado a sumarse a sus filas por el famoso y multipremiado grupo cordobés, Cirulaxia, que pronto pudo detectar sus habilidades. Claro que eran otras épocas y muchas cosas han pasado. 


En todo este tiempo apenas si habrá vuelto por par de días para visitar a los más cercanos o disfrutar de un acontecimiento con sus padres, hermanos y sobrinos. También ha viajado, en más de una oportunidad, por su profesión que lo trajo en un abrir y cerrar de ojos para subirse a un escenario con una de las obras de teatro, pero luego, regresar lo antes posible a su nuevo lugar de residencia. Sin embargo, en cada cita con San Juan, poco tiempo tenía disponible para mirar a su alrededor, a conciencia y con una mirada distinta a la de un mero turista.


En cambio, esta vez, fue diferente. Un llamado telefónico resultó una verdadera tentación, una clara invitación a un gran desafío. El director general del espectáculo final 'El calor de lo nuestro'' -Pablo Pastor- le proponía hacer la Dirección de Actores de semejante puesta en escena. Y no pudo negarse. Por primera vez, volvía trabajar a su querido San Juan, a ponerse el 'overol'' y a empezar un espectáculo desde cero como tantas veces lo hizo en su juventud. Y todo gracias a la Fiesta del Sol.

Otros tiempos. 'De víctimas y victimarios'', fue una de las últimas obras en las que trabajó Gastón en San Juan. La obra era de Oscar Kummel y el elenco lo integraban Juan Pujovich, Inés Mira, Gastón Mori, Julian Amarfil, Ariel Sampaolesi, Rosita Yunes y Natacha Schvartz. Subió a escena en 1996, en la sala del viejo Instituto Goethe sobre calle Santa Fe.


¿Cuándo te fuiste de San Juan?


Después de terminar el secundario yo empecé a hacer teatro. Era 1991. Luego de haber trabajado muchos años acá, primero con los talleres de Kummel, a quien considero mi 
maestro, y luego con muchos de mis compañeros y amigos ya en su elenco, me fui en el '99.

¿Por qué sos actor?


Siempre dije que quería hacer lo que yo veía en las películas. Desde chico me encanta ver cine. Quería eso. Pero encima, mi papá, Hugo Mori, tenía un grupo artístico en los '80 que se llamaba Humorama. Fueron furor. Yo trabajaba con ellos, acomodando el escenario, era el plomo en ese momento y no tenía más de 12-13 años. Era muy interesante lo que hacían porque era humor cotidiano, sano, también hacían playback. Empezaron antes que Midachi y que el furor del stand up por ejemplo. Y tenían una respuesta del público increíble. Tenían funciones todos los fines de semana en el entonces Cine Renacimiento y si no eran convocados a fiestas privadas. Un boom. Yo crecí con eso porque toda mi familia estaba involucrada.
 
O sea que no te costó nada decir: papá, mamá quiero hacer teatro ...


Más o menos. Tuve mis conflictos porque mis padres querían que estudiara una carrera universitaria y yo no, quería hacer teatro. Y una vez que empecé con los talleres que Oscar dictaba en el Teatro Sarmiento y conocí a personas tan talentosas como Inés Mira, Ariel Sampaolesi, Mónica Martín, Natacha Schvartz, Pilar Murcia, me formé con ellos, actué con ellos, y después tuve la oportunidad de trabajar con José Anecchini, Juan Carlos Vega, Rosita Yunes, con Silvina Martínez quedé más maravillado aún. Hicimos la primer obra (Los indios estaban cabreros en 1992) y al año siguiente pusimos una de las grandes obras de Kummel, Argimón que nos dio grandes satisfacciones pese a que no teníamos más de 18-19 años. Esa obra nos llevó a la Fiesta Nacional de Teatro en Mendoza. Fue un delirio, la experiencia de viajar, de contactarse con colegas de otros puntos del país, hacer sala llena en San Juan inclusive. A esa obra le siguieron años de mucho trabajo, de mucha producción. 


Y con tanto éxito ¿por qué te fuiste de San Juan?


Era difícil en aquella época San Juan y yo necesitaba probar otro tipo de trabajo, otro tipo de teatro. Conocí a Cirulaxia en un festival en San Luis, nos hicimos amigos, y ni lo dudé cuando me invitaron a trabajar con ellos. Fui durante un año y me volví. Fue duro irse pero más duro fue volver acá. Y como no me encontraba en San Juan, retorné a Córdoba. Este año cumplo 22 años con ellos que ya llevan 30 años como colectivo teatral porque hacemos creación colectiva. Entre los seis integrantes -NDR: además de Mori, José Luis de la Fuente, Elena Cerrada, Carlos Possentini, Adriana García y Víctor Acosta- trabajamos el humor como herramienta de reflexión de temáticas como el amor, el reconocimiento, el juego y el aburrimiento, lo que deja afuera la tecnología, el paso del tiempo, los sueños, la persecución, la injusticia, los héroes cotidianos. Yo soy el único no cordobés.

Cirulaxia tiene reconocimientos (el Instituto Nacional de Teatro los distinguió con el Premio a la Trayectoria, además de otros galardones nacionales y provinciales) y un público fiel (las obras han sido vistas por más de 2.000.000 de espectadores en el país y el exterior como Chile, Brasil, Colombia, El Salvador, Costa Rica, Guatemala) ...


Aquí los actores me cargan con que soy famoso. Pero con Cirulaxia puse en práctica esto de no trabajar por el reconocimiento. Sí me esfuerzo por alcanzar el reconocimiento del trabajo realizado, eso sí me interesa y es muy distinto al premio.

¿Qué opina hoy tu papá de su hijo teatrero del humor?


Mi familia, y mi papá en particular, siempre dice que lo que hago yo es a nivel profesional mientras que él lo hacia jugando porque tenía muchas responsabilidades: hijos, familia, un trabajo paralelo -NDR: todos los integrantes de Humorama eran visitadores médicos- y una necesidad de tener estabilidad. Yo no cargo con esa mochila. En algún punto estoy cumpliendo su sueño.
 
Y vos como sanjuanino ¿soñabas con ser parte de la Fiesta del Sol?


Nunca me imaginé ser parte de algo tan fascinante. Yo sólo veía la fiesta por la tele y conocía algunas cuestiones que alguna vez me contaron sus protagonistas. Pero nada más. Por eso me sorprendió un poco la convocatoria. Yo estaba en mi rutina, cuando me llamó Pablo Pastor y me dijo que si quería venir a hacer dirección teatral. Fue directo: me dijo venite a San Juan y charlamos. Y así hice un fin de semana. Me vine y después de conocer las ideas, el guión, ver el escenario en Zonda (porque hasta ese momento se hacía ahí), dije que sí por inconsciente. Me apasionó desde ese momento el desafío de estar de vuelta aquí para hacer un proceso creativo que me permite recordar otras épocas, reencontrarme con gente que quiero y admiro y conocer a gente nueva. Pero a su vez, agradezco la posibilidad de tener semejante experiencia para aprender. Desde agosto que estoy como una esponja con todo el proceso, me fascina como se trabaja, como se organiza un espectáculo multitudinario e interdisciplinario, pero lo que más me gusta es como se cuida a los actores y bailarines. He aprendido humanamente y disfrutado de eso. 


¿Qué te encontraste?


Me encontré con un montón de energía y talento que me voló la cabeza. Encontré compañeros de trabajo con los que congeniamos rápidamente. Lo digo no sólo por Pablo sino también por Gerardo Lecich, la otra pata fundamental del espectáculo final. Nos hemos divertido y eso no siempre pasa. Eso que ni siquiera nos conocíamos. Me encontré con un grupo maravilloso de actores, actrices, bailarines, acróbatas pero especialmente con los niños que fueron el gran motor. Y me encontré con posibilidades enormes de trabajo para todos. Quizás los sanjuaninos no se dan cuenta de las dimensiones de este monstruo genial que han creado con la Fiesta del Sol, te pagan por ensayar y actuar, te cuidan, apoyan lo creativo. Eso no pasa en ningún lado y es maravilloso. Y encima estás en un escenario en el que te ven en una sola función más de 50.000 personas a las que se suman los miles y miles que lo ven por la tele en San Juan y en todo el país. Un actor puede pasarse toda la vida para que lo vea un 1 por ciento. Eso es único. Y como si fuera poco, pasás a ser parte del historial artístico de la provincia. No se puede pedir nada más. Hace unos días, en un alto en el ensayo, me miraba en esa enormidad, en ese escenario, con tanta gente y tanta tecnología y me decía a mi mismo, Dios mío, no lo puedo creer.
 
¿Qué le aportaste a la fiesta? ¿a parte de la nostalgia del pasado? ¿El toque de humor?


Creo que le aporté mucho trabajo y mucha energía, y quizás el aporte más interesante haya sido que si bien soy sanjuanino no vivo acá, entonces eso genera cierta frescura e impunidad para hacer aportes.No tengo ataduras, he trabajado con absoluta libertad. Eso ha sido hermoso.

Gastón en su salsa. Distintos momentos del trabajo de Mori para 'El calor de lo nuestro'' que incluyen marcaciones en los ensayos, filmaciones, actuaciones, observaciones bien de cerca en el escenario y hasta charlas técnicas y de contención de los actores principales.

¿Qué es lo que más te gusta del espectáculo?


El gusta el cuentito colorido que se armó y sentir que uno es parte de un engranaje al que le aportan muchos otros desde distintos lugares.


¿Tiene que salir de San Juan este espectáculo? 


Sería buenísimo. Sería muy fuerte. Se debe hacer. Así como se hace una adaptación para el Teatro del Bicentenario porque es un espectáculo gigante, habría que hacerlo, especialmente para invitar a la comunidad sanjuanina que vive en distintos puntos del país para que lo disfrute porque es identidad pura. Es divertido y muestra, en gran medida, lo que somos.

¿Qué te diría Kummel después del espectáculo de ayer?


Mi viejo bonito. Quizás lo mismo que la última vez que lo ví, que fue para un homenaje que le hicieron en un festival de Teatro en San Juan. Con Cirulaxia le dedicamos la obra y pese a que estaba perdido, cuando bajé del escenario, me lo encontré y él me dijo 'Gastón te ví actuar'' y me abrazó fuerte. Eso no me lo olvido más. Al año falleció. El supo transmitir su amor por el trabajo, por el teatro y la pasión desinteresada. Era muy laburante, no paraba. 
 

Fotos: colaboración Gastón Mori, Mariano Arias y Maximiliano Huyema