Esta semana la comunidad educativa toda de la Escuela de Fruticultura y Enología de San Juan marchó por las calles para reclamar el respeto de las leyes.


El establecimiento tiene 157 años de vida, siendo declarada en el año 2001 Patrimonio Cultural y Natural, Material e Inmaterial de la Provincia (ley 7.190). Hoy sus poco más de 27 hectáreas albergan la formación técnico profesional de unos 815 alumnos como futuros técnicos, empresarios y líderes de la agroindustria regional.


Es un ícono de la vitivinicultura nacional, creada por Domingo Faustino Sarmiento como la Quinta Normal de San Juan en 1862, primera en enseñar enología en Argentina y Sudamérica, tal como lo relatara en diciembre pasado el destacado educador y enólogo Juan Carlos Albizú, de la cual fue su director, agregando más adelante:"Allí se formaron estudiantes de Brasil, Bolivia, Perú, Uruguay, Chile y Paraguay, hasta la creación de la carrera en su país".


"Errores políticos", o "pecados de juventud", como lo señalan muchos de los egresados más añosos; han llevado a la actual situación crítica en lugar de, diálogo mediante, acordar pautas y construir capital social para un establecimiento que, por ejemplo; carece de infraestructura para hacer deportes entre otras necesidades.


Muchos temen el cambio de domicilio para generar un espacio verde, de un establecimiento educativo que debería ser modelo de desarrollo tecnológico.


Y ser modelo de desarrollo tecnológico en la agricultura, no es más que sinónimo de espacio verde, donde alumnos y docentes puedan aprender, educar, investigar e innovar cultivando olivos, vides, pistachos, hortalizas o pasturas para el ganado en un marco geográfico que no es discordante con el desarrollo urbano, sino todo lo contrario, necesario para el progreso sustentable de una ciudad que crece, sacrificando su red de riego y por ende, su oasis; pensado estratégicamente y construido por decenas de generaciones anteriores de sanjuaninos.