Así como existen las personas que son capaces de dar lo que no tienen para salvar animales, están los que no les importa infringir la ley ni destruir el planeta cazando o atrapando aves por gusto personal, o para comercializarlos. Los números los delatan, aunque en términos relativos ya que son sólo aquellos cazadores sorprendidos in fraganti por algunas de las 80 personas de la Dirección de Conservación y Areas Protegidas de la Secretaría de Ambiente que trabajan para evitar la depredación. El objetivo de estos equipos de control es claro: mantener el equilibrio ambiental e impedir que hayan más animales en la lista de "amenazados" o "en peligro de extinción". Una tarea ardua que dio como resultado la confección de 158 actas de infracción en 2018; 236 en 2019; 312 en 2020; y 61 en lo que va del 2021. Estos dos últimos datos permiten visualizar que a los depredadores no los detiene ni la pandemia. Al momento es el benteveo el pájaro que mayor presión de captura tiene, seguido por las diucas, los jilgueros y las chamuchinas.
En el mismo sentido el cardenal amarillo ya figura entre las especies en peligro de extinción al igual que el águila coronada, el gato andino, la chinchilla grande, entre otros.
En la lista de animales comprometidos por la caza furtiva hay 32 en distintos estados de alerta que comprenden 3 categorías: peligro de extinción, amenazada y vulnerable (Ver recuadro), y es responsabilidad de todos los habitantes que éstas especies puedan seguir viviendo y cumpliendo el rol que cada una tiene en el hábitat.
San Juan cuenta con la Ley 606 L que "prohíbe dentro del territorio provincial la caza de animales de la fauna silvestre, el hostigamiento, la destrucción de sus hábitats, refugios, nidos, huevos, etc. Así también, la apropiación, tenencia y transporte de los productos derivados de los mismos". Es decir que toda aquella persona que es encontrada en una de estas acciones recibirá un castigo y pago de multa, según lo dictamine el juez que actúe en la causa.
Dardo Recabarren, director de Conservación y Areas Protegidas detalla que "en la provincia hay mucha caza furtiva, tanto de animales muertos como de animales vivos autóctonos. Acá donde más impacto tenemos es en la captura de aves que son diseminadoras de semillas, otras se alimentan de insectos, cosas que afectan el ambiente. Hay varias zonas afectadas por esto y es donde hacemos más hincapié para combatir este flagelo, como por ejemplo Valle Fértil, Zonda, Sarmiento, Caucete, Jáchal y los alrededores del Valle de Tulum. En este momento el ave más capturada es el Benteveo. El tema es que en la provincia persiste una vieja costumbre que es tener aves en cautiverio y en función de eso se ha formado un comercio interno ilegal, tanto que hay páginas en internet donde se ofrecen. Por ese motivo es que ya estamos trabajando para llegar a quienes las comercializan".
Quienes atrapan aves tienen al menos uno de dos objetivos: el primero es tener un pájaro que llene la casa de sonidos, y el segundo es comercializarlos en el mercado negro. En conclusión el primer paso de un ciudadano responsable es no comprar aves para evitar este desequilibrio ambiental que se produce con su desaparición o amenaza de extinción. Nada mejor que dejarlos disfrutar de su libertad y de las bondades que aportan al planeta.
Entre las noticias lamentables es que San Juan tiene en extinción el cardenal amarillo que habitaba fundamentalmente en Valle Fértil en el límite con la Rioja. "Hace muchos años era buscado por su canto y su color, ahora estamos haciendo un trabajo muy arduo para recuperarlo y poblar esa zona que era su hábitat natural".
Otro animal que está en la categoría "amenazada" es la vicuña, el guanaco y otras que habitan en las zona cordillerana.
"Son varios los animales afectados, pero estos son los más conocidos o los que más va a cazar la gente", explica Recabarren.
Tras los pasos de los cazadores
Un total de 80 personas son las que trabajan custodiando la fauna autóctona y detectando cazadores. Ellos son los encargados de realizar las actas de infracción y luego un juez de faltas es quien determina la condena y el monto a pagar.
"Si bien nosotros no intervenimos en el dictamen, se puede citar un ejemplo para medir la magnitud de las multas. En plena pandemia encontramos a unos cazadores con 5 guanacos y el juez ordenó pagar una multa de 5 mil pesos y entre 4 o 5 años de prisión en suspenso por la justicia de Flagrancia", explica Recabarren.
Los inspectores están distribuidos en 12 centros operativos dentro de la áreas protegidas como por ejemplo San Guillermo (2); Valle Fértil (2); Pedernal (1); Zonda (1); Lomas de las Tapias (1); La Ciénaga, Jáchal (1), entre otros. Desde ahí también asisten con patrullas a todo el departamento de influencia.
Además hay 3 equipos de guardias móviles que se mueven en distintos puntos de la provincia donde no tienen alcance los centros operativos por razones de distancia, o porque se trata de denuncias que deben ser asistidas de inmediato para poder encontrar a los infractores.
Grados de amenaza
La provincia cuenta con un registro de especies de la fauna silvestre en el que se determina el grado de presión de captura o en qué situación se encuentran. El objetivo es planificar su conservación y tratar de evitar la destrucción del hábitat. Estas son las categorías.
* Especies en peligro de extinción: Aquellas especies que están en peligro inminente de desaparición y cuya supervivencia será improbable si los factores causantes de su regresión continúan actuando. En esta lista figuran en la provincia: gato andino, chinchilla grande, rey del bosque, cardenal amarillo y surí cordillerano.
* Especies amenazadas: Aquellas especies que por exceso de la caza, por destrucción de su hábitat o por otros factores, son susceptibles de pasar a la situación de especies en peligro de extinción. En esta lista figuran en San Juan: el pichiciego menor, ñandú, reinamora grande, entre otros.
* Especies vulnerables: Aquellas especies que debido a su número poblacional, distribución geográfica u otros factores, aunque no estén actualmente en peligro, ni amenazadas, podrían correr el riesgo de entrar en dicha categoría. En esta lista figuran: mara, pecarí de collar, guanaco, entre muchos otros.