Aparte de las campañas de ONG ecologistas y de ayuda al desarrollo, que crecen y no cesan contra el uso del aceite de palma en infinidad de productos, informaciones recientes desde la medicina dejan más tocada aún a esta industria. Estudios publicados por la revista Nature y la Agencia Europea de Seguridad Alimentaria le relacionan directamente con el cáncer.  


La Comisión de Agricultura del Parlamento Europeo quiere frenar el aceite de palma. 


A la deforestación de grandes tierras, pérdida de biodiversidad y atropello a los derechos humanos, especialmente de comunidades locales de Indonesia y Malasia, se unen ahora las críticas por la afección a la salud que supone un ingrediente presente en infinidad de alimentos procesados.  


Un estudio del Instituto en Investigación Biomédica de Barcelona corroboró recientemente este peligro al publicar en la revista Nature que el ácido palmítico es, con diferencia, el mayor inductor de metástasis de cáncer. Durante su alocución, el eurodiputado verde hizo mención a otro estudio científico en este sentido elaborado por la Agencia Europea de Seguridad Alimentaria.  


Un gran impacto ocasiona también su uso como materia prima para fabricar biodiésel, destino de casi la mitad del aceite de palma que entra en Europa.  


El biodiésel se beneficia actualmente, tanto en los Estados miembros, como a través de la directiva de energías renovables, de la obligación de incluir porcentajes de biodiesel en los gasóleos de automoción, aunque estos tienden a la baja según las últimas medidas tomadas y propuestas desde Bruselas.