Se veía venir en la primavera que las cepas habían brotado bien y con abundante floración y cuaje, en especial en la uvas comunes como Criolla, Cereza y Torrontés Sanjuanino. La mejora fue notable teniendo en cuenta que no faltaría el agua de riego y los productores mejoraron sus cultivos con buenas labores culturales.


Con las lluvias de verano pareció que la cosecha se complicaba por problemas de enfermedades de hongos, pero no obstante este ítem, salvo focos muy puntuales, no produjo mermas significativas. Tampoco el granizo provocó grandes pérdidas generales.


En este contexto el "cosechón" era esperable, máxime si la Cereza tenía granos con calibres por encima de 22 milímetros, algo que desde la temporada 2008 no se apreciaba en los parrales.
Y si la uva Criolla se mueve hacia arriba al igual que la Cereza la cosecha final será mayor sin duda, ya que siempre hay que tener en cuenta que estas uvas representan a nivel nacional el 30 % del total de la vendimia.


La uva Criolla es muy importante en Mendoza y en San Juan la Cereza, uvas que por sus características son destinadas en un gran porcentaje de la producción a jugo de uva concentrado (mostos) o vinos básicos, razón por la cual su elevada producción va a generar excedentes que hace a que finalmente el precio del vino de traslado no se tonifique.



Uvas sin semilla, a bodega

Otro factor que generó un elevado ingreso a bodega en San Juan fue el bajo precio de la uva para pasas, lo que provoco una avalancha de uva hacia los lagares para elaborar mostos. En ese sentido la uvas sin semillas, producidas con otro fin, fueron molidas aumentando la elaboración. Por ejemplo, cerca de 25 millones de kilos de uvas Flame se volcaron a las moledoras, cuando el año pasado un poco más de 5 millones de kilos fueron con ese fin.


Al combo se sumaron las uvas de mesa como Red Globe, California, Cardinal, incluso la misma Cereza entre otras, que al tener bajos precios también no fueron trabajadas para mercado externo ni interno y no hubo más remedio que la molienda.


Un productor pasero se lamentó mucho al decir que esos 25 millones de kilos generan 6 mil toneladas de pasas de uvas y que seguramente el stock de pasas a futuro estará afectado. ¿Cuál será el precio de la pasa sanjuanina?. Un gran interrogante a futuro próximo.


La Malbec, destacada en las tintas


A nivel nacional, y también en la provincia, la uva tinta que más creció fue la Malbec, un 30,4 % trepando ya a los 400 millones de kilos, un nuevo récord del varietal ícono de la Argentina.
En el otro extremo, la Bonarda tuvo la misma cosecha que el año pasado.


El tradicional Cabernet Sauvignon creció el 15,9% a nivel país y el 6,6% en San Juan, incremento afectado sin duda por heladas tardías que afectaron a una de las principales zonas como Pedernal y Valle de Uco.


El Syrah sólo por arriba de un 12% a nivel nacional y un escaso 1,7% en San Juan, pone a las claras cómo las variedades se comportan en forma distinta ante climas y suelos y tienen reacciones muy disímiles ante la falta de agua o el exceso. De ahí la importancia de tener estos aspectos presentes a la hora de estimar cosechas.


Por el lado de las blancas, la reina Chardonnay trepó casi al 30% a nivel país, lo que recupera el terreno perdido de temporadas anteriores por pérdidas fundamentalmente por heladas, lluvias y sequías.


En San Juan el varietal Torrontés Sanjuanino logró también trepar al 30% al igual que el Chardonnay, recuperando terreno por las grandes pérdidas que las últimas sequías le propinó en rindes por debajo del 40 %.


Respecto a las provincias, Mendoza si bien trepó por encima de los 1.600 millones de kilos, sus kilos son los que en forma promedio tenía antes del gran desastre climático que lo llevo a tener producciones por debajo de los mil millones en los últimos tres años.


San Juan pisando los 700 millones de kilos sumando a la que fue a bodega la uva de mesa y pasa, todavía esta lejos de su techo del 2008 por encima de los 850 millones de kilos. Ya esta cosecha generó graves inconvenientes en la capacidad de vasijas vinarias, quedando a final de temporada muchas bodegas al tope de su capacidad. Habrá que realizar inversiones en ese sentido puesto que una cosecha de esta magnitud a las bodegas le genera un gran problema, retrasando la cosecha y perdiendo el productor kilos de uvas en el campo debido a la deshidratación de los racimos, cosa que ocurrió esta vendimia. Es un tema para comenzar a resolverlo, máxime si la cosecha tiende a sobrepasar los 700 millones para la próxima temporada. 

La cosecha 2018