Viajar fuera del país para vacacionar es una decisión que está atada a una cuestión económica más que por sobre las ganas de hacerlo. Pero viajar sin fecha de regreso a varios puede resultar una idea que espanta.

A Josue Chomer, creativo publicitario de 31 años, nunca le sucedió eso. “Choper”, como lo llaman sus amigos y familiares, desde muy chico tiene instalada en su cabeza la idea de viajar, de recorrer los distintos caminos que ofrece el mundo. Y hoy está viviendo ese sueño.

Desde agosto de este año está instalado en Copenhagen, Dinamarca, gracias a una Working Holiday, que es un permiso de residencia que permite trabajar. Actualmente lo está haciendo en la construcción del Hospital de Herlev, como limpieza de fin de obra.

Como muchos viajantes del 2020, Choper tuvo varios dolores de cabeza antes de llegar a su destino.

El viaje estaba previsto para el 25 de marzo. Desde 2014 estuvo viviendo en Buenos Aires, y este verano volvió a la provincia para despedirse de su familia y amigos, pero debido a la pandemia por el coronavirus el viaje se atrasó varios meses y pudo hacerlo gracias a un vuelo de repatriación.

“Mi intención es establecerme en algún país. San Juan siempre va a ser mi raíz y, obvio que uno extraña a la familia, a los amigos y las costumbres, pero cuando se toman decisiones como esta, hay estar preparado. Volvería a San Juan, de vacaciones o a pasar un tiempo, pero viajaría nuevamente. De por sí estar en un lugar que tiene estabilidad y seguridad en todo genera ganas de quedarse”, expresa Choper, quien disfruta de la experiencia que le permite no solo conocer gente, sino también poder interiorizarse en nuevas culturas y costumbres que no llegan a disfrutarse en 15 días de vacaciones.

Tiene pensando seguir viajando, ya que expresa que la sensación es única. “Mi sueño siempre fue viajar y estar recorriendo el mundo tantos años como me queden para conocerlo lo más que se pueda”.

Copenhague no solo se ha convertido en un hogar (transitorio) de nuestro coterráneo, sino que también le ofrece una realidad distinta a la que él estaba acostumbrado, como ver el cielo oscuro y estrellado a las 17 horas o sorprenderse de la frialdad de los daneses amantes de los chapuzones sobre el agua fría, pero cálidos a la hora de vincularse.

Sin duda aún le queda mucho camino por recorrer. Sabe que está escribiendo las primeras páginas del libro en su camino por el mundo.