Transformación, ese es el concepto que Pedro Ferreyra busca concretar a través de su proyecto de “Recuperación Económica de Pasivos Ambientales Mineros” y por el que fue seleccionado para la financiación de 250 mil pesos por el Programa de Asistencia Financiera para la Pequeña y Mediana Minería. Su objetivo es colaborar en la remediación de pasivos ambientales de las canteras de cuarzo y feldespato de Valle Fértil. Básicamente su proyecto se centra en recuperar el material de descarte producto de voladuras, es decir, del cuarzo y feldespato mezclado con tierra que se acumula en las canteras y que para los productores no resulta rentable seleccionar. “Es una tarea manual y resulta engorrosa realizarla. En las canteras una vez hecha la explotación se producen partículas que van de 1 a 12 centímetros, pero los minerales están todos mezclados, sin embargo constan de importancia química y se pueden reutilizar”, explicó Ferreyra, quien es Técnico Minero egresado de la Industrial. 


Su proyecto consiste en un sistema de clasificación compuesto por un tren de acarreo, tres cintas, una tolva y una zaranda; a su vez consta de una grilla que es una especie de parrilla en el que se hace una primera selección del mineral. Ese fino va a parar a la tolva, de allí continúa por la zaranda para la obtención de dos tamaños de mineral de 2,5 a 7,5 cm y otro de 2 a 0,5 cm. Las primeras pruebas de la planta iniciaron en febrero y están en pleno proceso de optimización tanto en funcionamiento como en materia prima. En este último caso, los minerales que se reaprovechan son los de descarte de la Cantera Andacollo, perteneciente a la cooperativa de trabajo ARG Minerales. “Podemos transformar un pasivo minero en un activo de valor económico, esta es una tecnificación del proceso de selección de descartes que pueden ser comercializados y dejar de ocupar lugar como una escombrera”, dijo Ferreira. 


Según comentó y tras el funcionamiento a pleno de su planta clasificadora, la intención es convertirla en una planta “móvil”, es decir, mediante un grupo electrógeno que permita su actividad para la selección y clasificación granulométrica en diferentes empresas transformadoras en los productos finales. “La idea es rotando cada dos o tres meses  con la planta móvil en diferentes canteras de la zona a quienes le brindemos el servicio de reaprovechamiento de los minerales de descarte”, cerró Ferreyra.


Según un relevamiento realizado por el SEGEMAR en 2006  (es el que existe hasta el momento), los pasivos ambientales o escombreras de Valle Fértil constan de un volumen de 330 metros cúbicos los cuales se pueden transformar en pasivos recuperables por su calidad y fácil acceso a ellos. Estos pasivos contienen minerales con muy buen valor. 

Reciclaje. La clasificación granulométrica del material de las escombreras en tamaños que pueden resultar comerciables, resultaron clave al momento de diseñar este proyecto.