Los aniversarios de personas o ciudades siempre son adecuados para realizar un balance y tratar de saber de dónde venimos y hacia dónde vamos. Con respecto a San Juan como ciudad y provincia, lo que destaca si revisamos nuestro pasado, son los enormes esfuerzos que siempre hemos hecho para salir adelante. Fundada sobre un suelo pedregoso, sometida a un clima muy riguroso sobre todo en verano, y con una aridez muy notable que afectaba a gran parte del espacio que debía sustentarla, llevo a pensar a que el sitio no prosperaría. Sin embargo se fundó y se prosperó a pesar del entorno y también a pesar de los accidentes naturales que nos infligió la naturaleza. 


El primero de estos accidentes tuvo que ver aunque usted no lo crea con el exceso de agua, pues unas décadas después de fundada a orillas del río San Juan, una voluminosa crecida de este, arrasó con la ciudad naciente, que a lo más era un conjunto de pocos ranchos de paja y caña. Podríamos habernos ido, pues los sanjuaninos éramos entonces muy pocos, pero no; decidimos quedarnos y se trasladó la ciudad unos pocos cientos de metros más al sur siendo el diseño del nuevo núcleo urbano muy superior al que el agua había arrasado, entonces perduramos. También estuvieron los terremotos y desde 1562 ha habido varios, el más terrible fue sin lugar a dudas el de enero 1944, que produjo miles de víctimas y la casi total destrucción de la ciudad. Nos repusimos y poco después estábamos trabando intensamente como siempre, esto fue tan así que la cosecha de uva se inició 45 días después del sismo y fue en volumen superior a la de 1943 y también a la de 1944. Un ejemplo más que muestra que los sanjuaninos antes las catástrofes hemos respondido siempre con un desafío mayor. Esta es una de nuestras características, como lo que es también que generalmente hemos sabido adecuarnos a los desafíos que la organización social nos ha presentado, prueba de ello es que supimos sacar provecho de cuando dependíamos de la Capitanía General de Chile, sabiendo construir una sólida economía colonial con los hermanos del otro lado de la cordillera y supimos también adecuarnos a los nuevos mercados cuando pasamos a depender de Buenos Aires y adecuamos nuestra producción, que entonces era de vinos y aguardientes a lo que reclamaban los nuevos paladares del Río de la Plata. En pocos años abandonamos casi totalmente el aguardiente y San Juan pasó a producir vinos comunes en muy grandes cantidades, lográndose rendimientos de uva por hectárea que no tenían que envidiar a nadie en el mundo. 


Claro que los sanjuaninos no sólo hemos sabido adecuarnos a los cambios económicos que a través del tiempo presentaban las diferentes realidades, sino que hemos sabido decir "sí" y con mucha convicción cuando se trató de llevar adelante la utopía de la independencia americana, de allí el enorme apoyo que el proyecto sanmartiniano recibió por parte de todas y todos los sanjuaninos. Prácticamente la totalidad de los comprovincianos entre 15 y 50 años de edad cumplieron funciones en el Ejército de los Andes, ya sea como soldados o como milicianos y las sanjuaninas reemplazaron a los hombres en las tareas que estos normalmente realizaban, por lo que nada faltó ni al Ejército ni a la población en general. Y el premio mayor de este esfuerzo lo pagó San Martín eligiendo nuestra geografía para que por ella marchase lo más importante del Ejército de los Andes. Efectivamente el camino elegido fue el del Valle de Los Patos que está muy cerca de lo que ahora es Barreal. Esta elección tenía un motivo estratégico, cual era de engañar y sorprender a los españoles, aunque para ello hubo que atravesar cuatro cordones montañosos de los cuales dos correspondían a la cordillera y marchar 150 kilómetros más que si se lo hacía por Uspallata, en Mendoza, que era la ruta menos complicada. Cuesta imaginar el esfuerzo que esto significó, basta decir que por nuestra ruta marcharon un poco más de 5.000 hombres, acompañados por más de 10.000 mulas y que cada noche había que descargar cada animal, y cuidar que se alimentase bien y esto durante los 21 días que duró en cruce de la cordillera. 

 
 Con mirada más allá  


 
Todo esto forma parte de nuestro pasado, su conocimiento debe servirnos para saber que somos aptos para lograr alcanzar utopías, para introducir cambios que sean beneficiosos para el comercio, para la industria y para lograr un mejor crecimiento económico. Precisamente el presente nos señala inmejorables condiciones para obtener esos logros, uno de los cuales es seguramente una mejor inserción en el mundo que tenemos que aprender a mirarlo precisamente luego de lo que está más allá de Chile, y son nada más y nada menos que los países más poblados del planeta. Es el desmesurado continente asiático el que nos espera donde a título de prueba vale la pena elegir tres países, Indonesia, India y China. El primero de ellos con una población de 255.000.000, está compuesto por unas 17.500 islas donde se hablan 700 idiomas diferentes. La población de la India se estima en unos 1.160 millones de habitantes, es el segundo más poblado del planeta el primero es la China con unos 1370 millones de seres humanos que viven sobre su suelo. Además de tener poblaciones gigantescas estos tres países se caracterizan porque desde hace varios años tienen un crecimiento económico envidiable, por lo que cada año son muchos millones de individuos lo que allí alcanzan niveles de consumo de todo tipo de mercaderías. Entre ellos destaca el vino a condición de ser de muy buena calidad. Es lo que nosotros sabemos hacer bien. Si durante décadas pudimos crecer produciendo vinos comunes, hoy se reclama otra cosa, y creo sinceramente que sabremos adecuarnos a las necesidades de esos paladares que reclaman cada vez más. 


Claro que ganar nosotros solos esos gigantescos mercados es una tarea que está probablemente fuera de nuestras fuerzas, todo se facilitaría si lo intentamos en unión con Chile, que probablemente tiene cosas para enseñarnos a este respecto. A ellos le irá también mucho mejor si la empresa la emprendemos juntos. Es a partir de esta idea que la finalización de la ruta por el paso de Agua Negra adquiere una dimensión todavía más bella y palpitante. Dicha construcción tendrá efectos increíbles para nuestro crecimiento. Y después de Chile, bueno ya saben, por allí está uno de nuestros mejores futuros del cual deseo ser parte por supuesto.