El diseño y desarrollo de una política forestal urbana y rural es clave en San Juan. El clima cada vez más cálido exige extender el oasis y preservar el patrimonio arbóreo ya conquistado.  


Además debemos trabajar en la recuperación de las cortinas forestales en la provincia y la promoción de la actividad maderera dentro de la economía agroindustrial local. 

Para José Yamaouchi y su colaborador Pedro Rojas, las mejores especies para San Juan son el Fresno Americano, el Lapacho Rosado y el Ibirapitá.


Solo cabe recordar la existencia de tres viveros forestales en la provincia hoy sub aprovechados, susceptibles de convertirse en verdaderos centros de investigación promoción y desarrollo de la actividad. 


Por este motivo Suplemento Verde de Diario de Cuyo dialogó con algunos de los viveristas y paisajistas locales como el Pedro Tello, José Yamanouchi, Darío Minozzi y Hugo Amat; quienes destacaron la importancia de estudiar y determinar las especies arbóreas más apropiadas para los diferentes oasis de la provincia, sin afectar el equilibrio ecológico de cada zona, independientemente del aprovechamiento de su madera.  

Las añosas Tipas de la Avenida Rawson sirvieron como ejemplo para que el enólogo viverista Pedro Tello sugiriera esta especie entre las recomendadas.


Consultados del por qué destacaron que en la zona urbana, es clave para:  


* Permite reconvertir Anhídrido Carbónico -CO2- en Oxígeno -O- y generar espacios para la recreación y promoción de la ecología. 


* Morijerar las altas temperaturas, especialmente en veranos cada vez más tórridos.  


En cambio para las zonas rurales destacaron:  


* En oasis como el sanjuanino, la construcción de cortinas forestales es un elemento estratégico en la lucha contra el avance de las dunas de arenas. 


* Es vital para proteger los suelos fértiles de la destrucción ocasionada por el arrastre de las lluvias al sostenerlos con sus raíces. 


* Es claro el beneficio como método preventivo de la erosión eólica del suelo agrícola. En las orillas de ríos y canales previene daños por crecidas. 


* Las cortinas funcionan como muro de contención de los vientos, en defensa de las zonas de cultivo, evitando daños como el menor cuaje de frutas y ramaleos entre otros. 


* Tanto las cortinas como los macizos forestales cumplen funciones claves en la lucha contra la salinidad permitiendo un mejor drenaje de los suelos. 


* La explotación de su madera para la obtención de combustibles y abonos domésticos, así como para el uso industrial de la madera, protegiendo los bosques viejos. 


el pulmón del planeta y en San Juan permite alinear las napas freáticas.  


  
Especies recomendadas 
 
Entre las especies recomendadas para la zona urbana por su altura y el tamaño de sus copas que permiten un manejo cultural y poda acorde, el Fresno Americano fue el más recomendado por los cuatro especialistas consultados, seguidos por el Lapacho y el Aguaribay o Pimiento. 


La Morera no fue descartada y todos coincidieron en culpar de su mala fama por el daño que provocan sus raíces, por el hecho del pésimo manejo del agua de riego en el Gran San Juan. 


También citaron al Algarrobo, la Cinacina y la Catalpa entre muchas especies disponibles. 
Para los nuevo barrios construidos sobre los nuevos barrios en zonas periurbanas y antiguos humedales o en salitrales, destacaron especies como el Eucalipto que consume unos 1.500 litros de agua/día, el Plátano y las Casuarinas.  
 



 

Antes de hablar del arbolado público debemos planificar bien el riego. Sin un adecuado manejo del agua no hay forestación posible. 
Darío Minozzi - Florista y Paisajista 

La forestación debería ser política de estado en un desierto como San Juan. El árbol en definitiva es vida para las personas.  
 
Hugo Amat - Viverista 

EN NÚMEROS 
 
170 pesos ronda un Fresno Americano, el Lapacho Rosado y el Ibirapitá. El Roble puede llegar a los 250 pesos. 

120 a 150 pesos cuesta una Mora según el envase. UN algarrobo y un Aguaribay pueden llegar a costar unos 70 pesos. 

1.500 litros de agua diarios consume un Eucalipto añoso. En San Juan en el 2007 había unas 3.300 hectáreas de arbolado público.