Trabajar con cultivos de cobertura consiste en sembrar especies nuevas o dejar desarrollar la vegetación espontánea de manera permanente o temporaria, sobre la totalidad o parte de la superficie de cultivo. Es una práctica utilizada desde la antigüedad y que fue dejada de lado por la aparición de fertilizantes comerciales y herbicidas.

En la viticultura de regadío de nuestro país, el manejo del suelo ha sido caracterizado principalmente por el uso de sistemas de labranza tradicionales (rotocultivados, araduras de reja y vertedera, rastreadas, etc.) y la aplicación parcial o integral de herbicidas para evitar la competencia de malezas. Asimismo se han utilizado de manera frecuente abonos verdes, incorporados luego mediante labranza, como forma de enmienda orgánica de los viñedos.


El uso prolongado de sistemas de excesiva labranza y la utilización irracional de herbicidas ha conducido a diversos problemas de sustentabilidad e impacto negativo en el medioambiente. El hecho de mantener los suelos de nuestra región desprotegidos, ha favorecido a la reducción de su escasa estructura y de su pobre fertilidad inherente. Entre los mayores inconvenientes asociados se puede citar el consecuente aumento de la erosión y compactación del suelo, la reducción de la
infiltración del agua y los problemas de ingreso de la maquinaria al viñedo, entre otros.


Con coberturas vegetales se logra:


- Incrementar la estructura del suelo.


- Disminuir la compactación y mejorar la infiltración del agua.


- Reducir escorrentía y controlar erosión.


- Anticipar la entrada de la maquinaria al viñedo (luego de lluvias o riegos).


- Consumir el exceso de agua en el suelo.


- Mantener biodiversidad.


- Mejorar la calidad de la cosecha.


- Disminuir el depósito de polvo del suelo sobre las uvas.


El manejo de suelo mediante coberturas vegetales consiste en instalar o dejar desarrollar, de manera permanente o temporaria, en la totalidad o en parte de la superficie, una cubierta herbácea.


En general apunta a lograr la sustentabilidad del sistema productivo, con una mínima perturbación del suelo e interactuando de forma positiva con la planta de vid.


En todas estas regiones del mundo se utilizan diferentes especies vegetales principalmente de las familias Poaceae (gramíneas) y Fabaceae (leguminosas).


Aunque existen algunos trabajos locales sobre el tema en estos se ha trabajado mayormente con vegetación espontánea y hasta el momento se ha estudiado una limitada cantidad de especies alternativas.


El doctor ingeniero agrónomo Martín Uliarte del INTA ha evaluado la mayor cantidad de especies posibles, que estén siendo utilizadas como coberturas vegetales en los diferentes viñedos del mundo. Uliarte logró importantes conclusiones. Por ejemplo las destacadas por su mayor aporte de biomasa, tales como alfalfa, achicoria forrajera, trébol rojo y falaris bulbosa, poseen gran potencial como mejoradoras o estructuradoras del suelo.


Asimismo estas especies, que en general poseen sistemas radiculares más profundos, serían las más adecuadas para controlar el crecimiento de viñedos vigorosos, con el fin de regular la producción y mejorar la calidad de la cosecha. Por el contrario, cuando se busque una cobertura permanente de limitada competencia con la planta de vid, habrá que pensar en especies de menor desarrollo vegetativo como el trébol blanco y frutilla, raigrás perenne o poa de los prados. Especies como pasto ovillo, falaris bulbosa y festuca alta, destacadas por un mayor grado de cobertura de suelo, poseen mayor adaptabilidad para ser utilizadas en el control de malezas indeseables en el viñedo. Las especies anuales invernales en general podrían recomendarse principalmente para viñedos de escaso vigor. En donde se requiere una cobertura estival de ciclo corto con el fin de secar el perfil en la época de lluvias, sería aconsejable la utilización de por ejemplo el sorgo del Sudán. La utilización de especies de elevada perennidad (pasto ovillo, falaris bulbosa y festuca alta) o bien anuales de gran rebrote, floración y por lo tanto de elevada resiembra natural (raigrás anual y trébol de Alejandría), puede evitar la realización de costosas resiembras anuales.


En muchos casos sería quizás más conveniente el uso de mezclas de especies para complementar su comportamiento. En las pasturas es ampliamente difundida la consociación entre leguminosas y gramíneas, debido a que las gramíneas son


grandes consumidoras de nitrógeno, mientras que las leguminosas fijan en el suelo el nitrógeno atmosférico (simbiosis con Rhizobium).


Además de la potencialidad genética de cada especie, el productor cuenta con
tecnologías para manejar el comportamiento de las especies. Por ejemplo, en
especies muy competitivas, una mayor frecuencia de segado o la opción de realizar siembras interfilar por medio, ayudará a controlar la competitividad de la cobertura.


Con los resultados obtenidos, actualmente es factible identificar el grupo de especies de coberturas más apropiadas para cada situación particular. Para ello es importante conocer las características de cada viñedo (sistema de conducción, vigor, tipo de riego, disponibilidad de agua, profundidad de suelo, etc.) y los objetivos perseguidos por cada productor (mejorar estructura, disminuir erosión, controlar vigor, etc.). Serían recomendables posteriores investigaciones de nuevas especies que amplíen las perspectivas del uso en viñedos, como así también evaluar la posibilidad de la utilización de especies herbáceas nativas, especialmente para cultivos bajo riego por goteo en donde resulta sumamente difícil establecer especies exóticas.

"La cobertura vegetal es clave para mantener un suelo fértil. La fertilidad física, química y biológica es indispensable para una producción agrícola sostenible".
Ing. Agr. Dr. Martín Uliarte 

La presencia del cultivo de cobertura no afectaría la tasa de crecimiento de la vid, sugiriendo una posible indiferencia de esta respecto del cultivo de cobertura.
Proteger el suelo es muy bueno. En este caso con abono orgánico.

 

Intercambio gaseoso y uso del agua



Los cultivos de cobertura son utilizados como una herramienta ambientalmente sostenible con diversos propósitos. Uno de los mayores limitantes para el uso de una cobertura vegetal es el consumo adicional de agua.


Las especies herbáceas nativas adaptadas a baja disponibilidad hídrica pueden ser una
alternativa factible en cultivos bajo riego localizado. El doctor Martín Uliarte evaluó la eficiencia en el uso de agua y la fijación de dióxido de carbono de tres especies exóticas cultivadas, dos malezas y seis gramíneas nativas seleccionadas en tres regiones vitivinícolas de Mendoza.


Se determinó que las especies nativas denominadas carbono 4 presentaron el menor consumo hídrico anual y elevada eficiencia en el uso del agua en condiciones de restricción hídrica y temperatura elevada, debido a que su evapotranspiración se redujo proporcionalmente más que la
fijación de dióxido de carbono. Los resultados obtenidos bajo condiciones controladas sugieren que estas gramíneas nativas pueden tener éxito como cultivos de cobertura en el sitio interfilar de viñedos bajo riego por goteo.

Proteger el suelo con paja o material seco es también positivo.


La utilización de especies herbáceas nativas como cultivos de cobertura contribuye a reducir el consumo hídrico respecto del uso de coberturas vegetales cultivadas introducidas.


En condiciones de alta temperatura y restricción hídrica, las especies llamadas de tipo C4, tanto nativas como malezas, hacen un uso más eficiente del agua en comparación con las especies C3. La eficiencia está determinada por el grupo funcional al cual pertenecen, más que por su condición de planta nativa o exótica.


Especies nativas tipo C4 surgen con probabilidad de éxito como cultivos de cobertura el sitio interfilar de viñas bajo riego por goteo. Esto es debido
a su capacidad de mantener mayor actividad de evapotranspiración bajo condiciones limitantes de agua disponible y su menor consumo hídrico anual.


Especies nativas de actividad invernal del tipo C3, con ciclo fenológico opuesto al del cultivo de la vid, pueden ser recomendadas en situaciones donde se busque reducir la excesiva competencia con el cultivo durante los meses de primavera.


Las mediciones de intercambio gaseoso de la planta entera mediante cámaras abiertas para canopia en cultivos de cobertura, originaron datos que pueden contribuir al desarrollo de modelos de balance del agua en el viñedo para diversos fines.


No existe una especie ideal como cobertura verde, la elección depende del objetivo perseguido y de las características de cada sitio. Siempre es recomendable la asociación entre especies para complementarse, para lograr mayor diversidad. Para esto, es habitual la consociación leguminosas y gramíneas.


Esta es una experiencia para una zona, por lo tanto, los datos son útiles para comparar el comportamiento de las especies en condiciones controladas, pero deben ser validados con experiencias de campo y evaluando la interacción entre los cultivos de cobertura y la vid, bajo condiciones ecológicas locales.