Cuando alguien va al supermercado se enfrenta a la necesidad de elegir los productos teniendo en cuenta factores como su precio, su valor nutricional, el sabor, su carga ecológica, su calidad o su autenticidad. Y como, a simple vista, nadie tiene la certeza de que compra buen producto, la información es el arma más poderosa. Cuanto mejor informados estemos, mejores decisiones tomaremos.

El libro 'Sorting the Beef from the Bull: The Science of Food Fraud Forensics' ('Distinguiendo la carne de vaca de la de toro: La ciencia forense del fraude alimentario') del biólogo británico Nicola Temple y el profesor británico de biogeoquímica Richard Evershed, reúne una serie de consejos para ayudarnos a identificar el fraude cuando adquirimos productos.

Compre alimentos enteros

Aunque no resulte cómodo seguir siempre esta regla, es más difícil 'falsificar' un alimento entero que agregar algo ajeno a un producto desmenuzado o que ha pasado a través de una picadora de carne. En este sentido, los autores del libro señalan que las especias enteras duran más tiempo que las ralladas. "Al seguir este consejo, no solo disminuirá la posibilidad de convertirse en víctima de un fraude alimentario, sino que también mejorará su dieta", explican.

Acorte la cadena de suministro 

Si compra productos enteros, de tal forma que se los reconozca, la cadena de suministro se acorta. Y para acortar la cadena de suministro el libro recomienda comprar alimentos directamente de manos de los productores o encontrar un supermercado en Internet de fabricantes locales con entrega a domicilio. "No dude en preguntar a los vendedores sobre sus proveedores y su modo de organizar la compra", aconsejan Temple y Evershed.

Compre alimentos en un lugar que le inspire confianza

"Sería bueno si estuviera seguro de que, en caso de darse cualquier problema con los productos (por ejemplo, si toda su familia enfermó por culpa ellos), aquella persona que se los vendió sería capaz de proporcionarle rápidamente información sobre ellos", aconsejan los autores. Según ellos, la comunicación con el vendedor "puede dar mucha más información que una etiqueta".

No se deje llevar por los precios bajos

Muchos creemos que si el precio parece demasiado ventajoso "entonces nos enfrentamos con el engaño". En este sentido, los autores del libro aconsejan preguntarnos si es posible que un alimento cueste tanto. "La comida no debe ser barata. Mire las cosas de forma realista", recalcan.

Amplíe su base interna de datos sobre alimentos

También es muy importante ampliar y actualizar nuestra base interna de datos sobre distintos alimentos. "No solo es necesario aprender la teoría, sino también salir e investigar la comida, traerla a la cocina y experimentar con ella", enfatizan Temple y Evershed, que recuerdan que una dieta irresponsable puede convertirse en "una plaga para la sociedad actual".

Conozca la historia de su comida

Los autores sostienen que los consumidores no sospechan cuán fuerte es el sentimiento de querer conocer la historia de lo que comemos hasta que no lo experimentamos. Cuando comenzamos a conocer la historia de los productos, tratamos de elegir los alimentos que tienen una cadena de suministro más corta y de desarrollar relaciones con las personas a las que se los compramos. Y entonces, "estamos dispuestos a pagar un precio justo, porque sabemos de dónde viene", concluyen.