Durante los días soleados, sobre todo los más fríos, siempre vuelve a surgir la misma cuestión: ¿La ropa negra da calor? Cuando nos tenemos que vestir "estilo cebolla", decenas de capas para sobrellevar las épocas de mucha amplitud térmica, el negro vuelve a ser uno de esos colores a los que rehuimos para no sufrir sofocos. Pero, ¿qué tan cierto es esto?
 

Los colores influyen en la sensación de calor por la forma en que absorben o reflejan la luz. Según este principio físico, para una menor absorción de calor, es mejor el blanco que el negro, porque el blanco indica que la luz fue reflejada por todos los colores, y el negro absorbe toda la luz convertida en calor. Por eso siempre es preferible un color claro a uno oscuro.
 

Sin embargo, el sol no es la única fuente de calor, también está el propio cuerpo humano. El principio de absorción también se aplica al calor corporal: el blanco lo va a reflejar, y el negro lo va a absorber. La diferencia la va a marcar el tipo de prenda y el tiempo, y la clave es el viento: si tu ropa no es ajustada pero hay viento lo mejor son los colores oscuros, sino los claros.
 

Esto es por la transferencia de calor por movimiento de masa: el viento, al ondear la ropa negra holgada, le quitará el calor absorbido del cuerpo. No funciona así con el blanco, porque los colores claros no absorben el calor, sino que lo reflejan.