Las flotas de con centenares de buques factorías procedentes de países asiáticos, en especial China, han hecho sonar las alarmas en distintos países del mundo en especial los latinoamercicanos. Más aún en Argentina, un país víctima del robo descarado hasta donde llegan centenares de barcos de distintos países, en especial de Oriente, para depredar sus riquezas ictícolas. Es que el país practicamente carece del número suficiente de barcos de guerra como patrulleros que transiten el extenso litoral marino, para defender la soberanía nacional y la invasión de piratas de la pesca. El motivo es que desde hace al menos cuatro década, dejó de invertir en las instituciones especializadas en seguridad y defensa. 

La invasión del espacio marítimo exclusivo de Argentina ha sido denunciado en repetidas ocasiones por pescadores argentinos como legisladores opositores al anterior gobierno kirchnerista como también distintos medios de comunicación. 

La gran depredación en el mar argentino es preocupante, porque no hay medios suficientes para ejercer control y hacer respetar las 200 millas marinas soberanas. En este sentido es que la nueva administración nacional debe fortalecer el área de seguridad uy defensa, con el objetivo de evitar la depredación de los recursos propios.

Apuntados por la pesca ilegal

En ese sentido, las apuntadas son flotas asiáticas que están dañando muchos espacios biodiversos en el océano, algunos con pesca ilegal y condiciones laborales que violan los compromisos de la OIT, asegura Ignacio Fresco Vanzini, asesor de la campaña de pesca ilegal de Oceana en Europa. 

Vanzini, que asiste a la Conferencia Our Ocean 2014 en Atenas, afirma, que si bien ha habido ciertos progresos y un incremento de la capacidad administrativa de ciertos países asiáticos para luchar contra la pesca ilegal, no declarada y no reglamentada, no han sido capaces de limitar la rápida expansión de las flotas pesqueras que operan en aguas internacionales, sobre todo la China. 

Estas flotas son extremadamente opacas e insostenibles, según el asesor de Oceana, y se encuentran vinculadas a muchos abusos de los derechos humanos y laborales.

Presión internacional

En su opinión, la primera medida que se necesitaría es el incremento de la presión internacional y la cooperación multilateral, porque de muchas de estas flotas ni siquiera se conoce el tamaño (número de embarcación y capacidad real de capturas), o tampoco hay información dónde operan (no existen registros públicos oficiales, que seas confiables, o accesibles). 

Por ello, es imprescindible exigir esta información en los foros internacionales. Porque estas flotas así mismo tienen acuerdos bilaterales parar operar en las aguas de muchos países.

Fresco Vanzini insta a impulsar registros de flotas nacionales que sean abiertos y que proporcionen acceso público a información sobre la propiedad de todos los buques. Además, asegura, resulta imprescindible reducir nuestra dependencia de las importaciones de estos países, y cerrar el mercado a aquellos productos que puedan provenir de la pesca ilegal o capturados mediante abusos laborales. 

Controles de importaciones procedentes de flotas asiáticas

Los grandes mercados de pescado y marisco, como el europeo, el estadounidense y el japonés, tienen que mejorar y alinear sus controles a las importaciones procedentes de las flotas asiáticas o con capital de dichos países, sobre todo de aquellos productos pesqueros capturados en aguas internacionales, mediante controles, verificaciones e inspecciones, añade el experto.

La mejora de la trazabilidad, exigiendo información fiable sobre qué se captura, cuándo, dónde y cómo, es imprescindible para asegurar la sostenibilidad de las pesquerías y condiciones de la tripulación, afirma.

Asimismo, plantea que debemos aprovechar al máximo la nueva Directiva Europea de Sostenibilidad Corporativa para identificar y mitigar todos los riesgos en la cadena de valor vinculados a la sostenibilidad y al respeto de los derechos humanos. También apela a exigir que todas las importaciones de productos pesqueros, especialmente de China, cumplan con los estándares mínimos acordados internacionalmente, como los consagrados en el Convenio de la Organización Internacional del Trabajo y transpuestos en la UE a través de la Directiva 2017/159.

Por último, sostiene el representante de Oceana, la UE tiene una poderosísima arma, que es el Reglamento contra la Pesca Ilegal, No Declara y No Reglamentada, que le permite bloquear todas las importaciones pesqueras de aquellos países que no respetan las

normas internacionales y de sostenibilidad, sistema que ha permitido mejorar enormemente la legislación pesquera y capacidad de control de algunos países, como Tailandia, Filipinas y Corea del Sur. 

Costas argentinas sin regulación

Según Vanzini la ampliación de las áreas marinas protegidas (AMP) para la conservación de la biodiversidad y las actividades económicas relacionadas con el océano ayudarían sin duda en esa lucha. Sin embargo, subraya, hay que tener en cuenta que todavía existen vastas zonas del océano que están sin regular, como el Atlántico Suroccidental, frente a las costas de Argentina y Uruguay, donde la flota asiática opera sin ningún tipo de control ni regulación, por lo que un paso previo sería la regulación de dichas pesquerías y acuerdos de colaboración científicos para identificar zonas vulnerables y proponer medidas de protección.

En cualquier caso, la creación y ampliación de las áreas marinas protegidas es imprescindible para cumplir con los objetivos de conservación y restauración de la naturaleza, impedir el colapso de muchas especies sensibles, y cumplir con los objetivos de desarrollo sostenible. Una vez creadas dichas áreas, es igualmente imprescindible su gestión y control efectiva, concluye el experto.