El paraje Difunta Correa, en la localidad caucetera de Vallecito, fue el fin de semana último epicentro de una de las manifestaciones de fe más importantes de la provincia a través de la “Cabalgata de la Fe”. Esta marcha salió de la ciudad Capital de San Juan el viernes y llegó a ese distrito el sábado cerca del mediodía para honrar a Deolinda Correa de gran devoción entre los gauchos. Este fin de semana le tocará el turno a San Expedito, con la culminación de una novena en su honor y dos procesión programada para el domingo en horario de 11 y 15.30 hs. respectivamente. 

Estas dos manifestaciones piadosas combinadas con elementos profanos, nos dicen a las claras que la llamada religiosidad popular está más vigente que nunca, o que la dimensión sagrada de la existencia no se ha diluido de la sociedad humana. 

En cuanto al séquito de gauchos y promesantes que desfilaron lentamente al paraje de Vallecito, idea que nació hace casi diez años, paulatinamente ha ido cautivando a un mayor número de protagonistas, acentuando y difundiendo hacia todos los confines del país, incluso al exterior la religiosidad hacia la Difunta Correa. 

La cabalgata protagonizada por diversos estratos sociales, conjuntamente con el accionar de diversas instituciones, principalmente de la Confederación Gaucha Argentina y el poder político en pleno, no registra parangón en la provincia. Toda esta integridad social e institucional constituye una expresión por excelencia de religiosidad popular, en la cual encontramos una serie de conductas heterodoxas, tal como la demostración de una exuberante ceremonialidad colectiva, alegría plena, vínculos grupales, música folclórica, junto con rituales religiosos un tanto exentos del control eclesial. En definitiva esta suerte de peregrinación criolla es uno de los diferentes caminos que emplea el pueblo para llegar al ámbito de lo sagrado. Hay una solicitud del hombre por evadirse de las circunstancias que lo afligen, alternando su tiempo cotidiano con una experiencia de esta naturaleza.

En cuanto a la devoción a San Expedito, si bien esta es una figura perteneciente al culto católico, su fiesta reviste igualmente los visos de una veneración popular.

A partir de una iniciativa particular generada por un angustioso pedido de un creyente, esta devoción se ha convertido en otra manifestación que año a año congrega a mayor número de creyentes. Ellos sensiblemente asisten y participan de los ritos de la liturgia oficial, participando del mismo modo de la fiesta social, exteriorizada por las relaciones interpersonales que se concretan. Otra faceta interesante es que su culto no es patrimonio de un determinado grupo social. 

Para terminar estas dos manifestaciones del catolicismo popular, una de una “santa” canonizada por la comunidad y otra de una figura sacra ortodoxa; se han convertido en este último tiempo -mirado desde la antropología- en dos símbolos sagrados dominantes del ámbito religioso sanjuanino.

 

Por Prof. Edmundo Jorge Delgado
Magíster en Historia