Este era Rafael Sillero, el anciano que fue asesinado a golpes el sábado a la madrugada. Estaba muerto cuando lo acuchillaron.

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El autor del asesinato del anciano Rafael Sillero (86) sería un adolescente de 17 años que vivía a escasos 50 metros de la casa de la víctima, en San Martín. Una prueba clave lo sitúa en la escena del crimen: son las huellas que encontraron en medio del charco de sangre, que coincidirían con las suelas de las zapatillas del menor. Pero el dato más relevante es que el mismo chico confesó informalmente que él mató a golpes y cuchillazos al abuelo, aunque intentó instalar la versión de que se defendió.


Están tan seguros que es el homicida, que el juez de instrucción Martín Heredia Zaldo pasó la causa a su par del Juzgado de Menores debido a que el principal sospechoso del brutal crimen ocurrido el sábado a la madrugada es este menor de edad. A Rafael Sillero lo mataron a golpes, tenía 3 fracturas en el cráneo. Encima, ya muerto, le dieron 7 cuchillazos que fueron al cuello y el tórax. El resultado de la autopsia señaló que las heridas cortopunzantes fueron post mortem. También creen que lo golpearon con un trozo de baldosa.


Los policías de Homicidios y el juez Heredia Zaldo siguieron la hipótesis de que el asesino era un conocido. Así, apareció el rumor de que el adolescente que vivía al lado entraba a robar a la propiedad de Sillero y últimamente no había buena relación entre las familias. Con ese dato, allanaron la vivienda del jovencito el domingo a la noche y se dieron con la sorpresa de que el dibujo de la planta de una de sus zapatillas coincidía con las huellas encontradas en medio del charco de sangre de la víctima. El calzado había sido lavado, dijeron. Apremiado por la situación, el menor supuestamente confesó el crimen. Habría dicho que vio salir a tres extraños de la casa de Sillero, después se acercó a ver cómo estaba el abuelo y éste salió a atacarlo, entonces él se defendió, reveló una fuente del caso. Si bien su declaración no vale, es un indicio clave.