La formulación de los cargos de la instructora sumariante contra el decano de la Facultad de Ciencias Exactas, Rodolfo Bloch, por acoso sexual y laboral e intimidar a la mujer denunciante (una empleada) representó un golpe duro, teniendo en cuenta que el funcionario universitario había dicho que el sumario era clave para probar la mendacidad de la acusación. Ahora, el titular de la unidad académica enfrenta la decisión de continuar con el procedimiento administrativo y tratar de probar su inocencia, declarando o aportando pruebas, con el fin de desligarse de la imputación en las distintas etapas que quedan. O, por el contrario, tal cual circula en los pasillos de la Universidad Nacional de San Juan (UNSJ), barajar la chance de jubilarse y, así, evitar la exposición y el desgaste del tramo final de la investigación y una eventual sanción. Es que la sumariante solicitó que sea apartado definitivamente de su cargo de decano.

Este medio trató de comunicarse con Bloch, pero no contestó las llamadas y desde su entorno dijeron que no está en la provincia. En los jardines de Exactas, la reconocida investigadora del Conicet y militante feminista, Dora Barrancos, brindó ayer un conversatorio sobre “Mujeres y Derechos en América Latina”, aunque el decano no participó. Circulaba que no iba a asistir, pese a que, en la previa, había cursado invitaciones oficiales e iba a ser de la partida, dijeron fuentes universitarias. Al ser consultada, Barrancos se limitó a señalar que “siempre esperamos que sea un proceso justo. Si es así, los resultados son justos. No puedo hablar sobre el fondo de la cuestión, es una situación muy incómoda y dolorosa”.

En el plano de la hipótesis de la jubilación, las fuentes indicaron que Bloch tiene la edad para retirarse bajo el régimen previsional (71) y los años de servicio (30). Si renuncia para acceder al beneficio, el sumario y el pedido de castigo quedaría en la nada porque, justamente, lo que busca es la separación de su cargo de decano. Hay antecedentes de situaciones similares, pero en el ámbito judicial, como la dimisión en su puesto para jubilarse del excortista Juan Carlos Caballero Vidal, quien estuvo a punto de enfrentar un juicio político tras la acusación de cometer un delito de lesa humanidad. Si bien evitó el proceso de destitución, fue condenado en sede penal. La diferencia con el caso de Bloch es que no está imputado por un hecho delictivo, sino que enfrenta un proceso administrativo bajo una presunta conducta irregular.

Ahora, el otro camino es dar la pelea para tratar de demostrar su inocencia en la investigación interna. Ahí todavía quedan varios pasos. El primero es que Bloch puede declarar y aportar prueba y testigos. Si lo hace, la sumariante debe receptarla y evaluarla, lo que llevará tiempo. ¿Puede cambiar su postura? Es una posibilidad, como que, también, ratifique su informe. Si lo confirma, pasa al Rectorado, el que debe enviarlo a la Dirección General de Asuntos Legales, área que tiene que emitir un dictamen. En esa instancia, se puede seguir el informe del sumario de la Oficina por la Igualdad de Género, contra las Violencias y la Discriminación de la UNSJ o, cabe la chance, de que tenga una mirada contraria.

Otra vez. En el caso de que haya un dictamen contra el decano, este es enviado al Consejo Superior, el que debe decidir si propone o no la sanción a la Asamblea Universitaria. Se trata del máximo órgano de la UNSJ, integrado por el rector y la vice, los decanos, los miembros del Superior y de los Consejos Directivos de las facultades, el cual tiene que tomar la decisión final. ¿Habrá pruebas para revertir la imputación en alguna de las instancias? Bloch siempre ha asegurado su inocencia. ¿Influirá el costo político, ante cualquiera de las decisiones, que deberá afrontar la casa de altos estudios? Todo está por verse.