Las enfermedades neurodegenerativas dañan no sólo a quien las padece, sino también a quienes los rodean. Más de 47 millones de personas en el mundo están afectadas, según la Organización Mundial de la Salud, por algún tipo de demencia que conlleva pérdidas cognitivas. Su causa no está clara y no existen tratamientos que puedan curar o revertir su evolución progresiva. Al menos hasta el momento.
 

Theodore Berger, un ingeniero biomédico de la Universidad del Sur de California, está trabajando en una prótesis de memoria. Desde hace 35 años este neurocientífico estadounidense tiene una obsesión: averiguar el motivo por el que los recuerdos se borran de la mente. Pasó la mayor parte de su vida intentando desentrañar los misterios de la mente humana, tratando de entender cómo funcionan las neuronas del hipocampo, la parte de nuestro cerebro encargada de convertir los recuerdos a corto plazo en recuerdos a largo plazo.
 

Su última invención promete una revolución en el campo neurocientífico: diseñó un chip capaz de recuperar la memoria. El dispositivo, que se implanta quirúrgicamente en el cerebro, imita la función de la estructura llamada hipocampo mediante la estimulación eléctrica del cerebro de una manera particular para formar recuerdos.
 

El estudio consistió en la construcción de un hipocampo artificial en los roedores. Primero a través de diversas pruebas confirmaron que recordaban, luego les inyectaron un fármaco que bloqueaba su memoria, para posteriormente someterlos a estímulos eléctricos con el fin de disminuir su capacidad de memoria al elegir entre dos palancas presentadas en las primeras tareas.