FOTOS COLABORACIÓN

Vortex o Vórtice es el punto en el espacio que genera movimiento a su alrededor. Por citar un modelo más que conocido y concreto, es lo que permite dar cuerda a un juguete o a los viejos relojes para que sigan funcionando. Ejemplos y acepciones hay decenas pero en este caso es un Club que resurgió, literalmente, de sus cenizas. Tanto que el Ave Fénix es el logo de esta institución que lleva impregnado todo el simbolismo de este mito: esperanza, memoria y regeneración. Se trata del ex Club de la Mutual del Banco San Juan que quebró hace más de 25 años por problemas financieros. Un grupo privado compró ese terreno a puertas cerradas tras el fracaso del primer remate y justo a 4 meses de su apertura (15 de diciembre del año pasado), está otra vez en pie y a pleno.

Ingresar a la nueva institución por calle Las Palmas – a pasos de avenida Libertador en Rivadavia-, se transforma en una gran experiencia. Árboles que renacieron milagrosamente a pesar de que nadie los cuidó (sólo unos pocos se secaron); estructuras que permanecieron en muy buen estado – como por ejemplo las mesas y asientos que usan los socios para tomar mate , comer un asado o picada. En este último caso seguramente estuvo vinculado a que son de piedra granito, al igual que el piso del salón principal que tiene capacidad para 500 personas sentadas al que sólo hizo falta pasarle el lampazo. Su estructura general está intacta aunque aún debe ser remodelado y acondicionado como es lógico después de tanto tiempo.

Así abundan los “milagros”. Otro que emociona es la vida de dos inmensos Palos Borrachos que a los 15 días del ingreso de las personas que decidieron reflotar el club, florecieron dando señales. Nadie lo podía creer.

Ni hablar de la inmensa piscina de 620 metros cuadrados que no sufrió ni una sola grieta en todo este tiempo. ¿Cómo pudo suceder eso? Quizá la respuesta fue lo que en un primer momento parecía la peor de las verdades: había sido tapada con escombros provenientes de lo que fue el ensanchamiento de la avenida Ignacio de la Roza, ya que se suponía eso no sería más un club. 

“Retiramos 72 bateas de camiones con escombros y lo que parecía lo peor resultó lo mejor porque eso impidió que se agrietara o deformara”, cuenta Rubén Arroyo, su actual administrador y quien junto a toda su familia se puso al hombro este desafío.

Así la vida volvió a la calle Las Palmas -prolongación de Meglioli al norte de Libertador-. Decenas de niños, adolescentes y adultos practican diferentes disciplinas deportivas cada día, encargados de mantenimiento ordenan y riegan los espacios verdes en recuperación o hacen limpieza; vehículos que entran y salen con nuevos socios, y mucho más. Un paisaje que cambió casi tan rápido como cuando cerraron sus puertas. 

Nada de esto quita que queda mucho por hacer, pero la primera etapa está en marcha y todo da indicios de un gran comienzo.

“El club cerró sus puertas el 27 de agosto de 1998 y nosotros ingresamos en esta nueva etapa el 23 de agosto del año pasado”, cuenta Arroyo quien había sido socio adherente -con toda su familia- en tiempos de la Mutual.

Sin duda que esa condición creó un sentido de pertenencia. Allí fueron a pasar buenos momentos y a practicar deportes hasta poco antes de su caída en desgracia. “El club tuvo una muerte súbita. Un día llegamos y estaba fajado por la justicia. Con el tiempo se decía que estaba todo destruido pero la vida quiso que me hiciera amigo de los dueños del predio porque yo trabajaba en desarrollos inmobiliarios y ellos querían ocupar este lugar con un emprendimiento. Por ese motivo me manejaba con planos e ingenieros pero nunca había vuelto a ingresar y pensaba que no había quedado nada. Al tiempo viajé a Buenos Aires y fui al GEBA. Lo vi tan lindo y esplendoroso que pensé que había que reabrir nuevamente este lugar. Todos decían que estaba loco pero igual se lo dije a los dueños. Así comenzó todo. A la par pedí ayuda a gente que conocía el manejo clubes como Banco Hispano y Ausonia. Me asesoré y presenté un proyecto en julio del año pasado que se cerró en agosto”, indica Rubén, quien junto con sus seis hijos tomaron las riendas de Vortex.

A ellos se sumaron otros familiares y amigos que creyeron en esta iniciativa y conformaron la “Asociación Civil Deportiva A8”, mientras que el nombre del club salió pensando en los juguetes a cuerda que se quedan paralizados porque se rompió su mecanismo y la acción para generar energía (vórtice). “Así lo relacionamos con este espacio que encontramos paralizado por 25 años, le dimos cuerda y empezó a andar. Lo único que nos une con el pasado son los colores naranja y azul que tenía antes la mutual”, agrega Rubén. 

> A PURO MOVIMIENTO

En total el club tiene 3 hectáreas y media con secciones muy bien distribuidas. La primera que comenzó a funcionar este verano fue la piscina de 620 metros cuadrados y otra más pequeña de 240 m2. Apenas el puntapié inicial para que de inmediato se habilitaran las canchas de fútbol 5 con piso sintético, la conformación de equipos de hockey de primera y segunda división, patinaje artístico, vóley, básquet, taekwondo, escuela de gimnasia deportiva de 3 a 6 años, zumba, chi kung (variante del yoga), entre otras acciones que han surgido en apenas 4 meses.

El proyecto es mucho más ambicioso. Están trabajando en el armado de un gimnasio con fuerte acento en alto rendimiento deportivo, dos nuevas canchas de paddle que se agregarán a las existentes y un resto bar con patio cervecero que será de ingreso público. 

Otro dato que habla de la voluntad de recuperar este predio cerrado por años es que los Arroyo, (administradores del club), comenzaron con las obras el 20 de septiembre del 2023 y fue inaugurado el 15 de diciembre siguiente. Tiempo récord.

“Los integrantes de la familia, que somos muchos porque tengo seis hijos, hicimos una especie de fondo de inversión junto con un amigo que también apostó a esto y nos permitió hacer frente a las necesidades económicas. Ahora se suma el aporte de los 841 socios que se han incorporado en este corto tiempo para continuar con algunas mejoras”, agrega Arroyo.

La mayor parte de los asociados llegan con todo el grupo familiar teniendo en cuenta que ofrece posibilidades para todos, tanto que por tarde se pueden ver más de 160 personas de todas las edades practicando diferentes disciplinas.

“Nos animamos a abrir en diciembre porque es cuando los papas buscan un lugar para que los chicos practiquen un deporte. Fue muy difícil y teníamos muchas dudas, pero salió bien”, agrega Rubén, quien decidió dedicarse por completo a Vortex.

Su tarea anterior estaba ligada a los desarrollos inmobiliarios por lo que ahora se nutrió de un equipo de asesores que lo guían en todo sentido para poder avanzar sin tropiezos tanto a nivel legal como contable. 

> MÁS TAREAS

Si bien los árboles se han recuperado en una gran mayoría se están realizando tareas de jardinería para embellecer el predio y avanzar con más espacios verdes. También se está modernizando todo el cableado eléctrico y de provisión de gas para dar lugar a lo que será un restó bar con patio cervecero.

Por el momento está la cantina que ofrece cosas simples y urgentes para el diario desenvolvimiento de las personas, y a la par se avanza con la total refacción de la cocina para habilitar el restó lo antes posible para seguir aumentando servicios, no sólo para los socios sino para todo público. 

 

 

 

>> PRECIOS Y PROMOCIONES

Para los interesados en asociarse a Vortex, hay promociones por este mes.

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El valor de la inscripción, bonificada es de 360.000 pesos para cuatro integrantes.

* Se pueden incorporar al grupo familiar personas jubiladas con una bonificación de las cuotas sociales del 50 por ciento.

* La promoción es de contado efectivo o transferencia bancaria o Mercado Pago.

* Las cuotas sociales son de 7.200 pesos por persona (mayores de seis años).

* El socio que presente otra familia paga un precio promocional de 225.000 pesos por su grupo familiar.