Buenos Aires.- Nueve de cada 10 ataques cerebrovasculares (ACV) pueden ser prevenidos si las personas modifican sus factores de riesgo. El principal culpable es tener la presión arterial descontrolada, y luego le siguen el sedentarismo, el consumo de comida chatarra y de alcohol en exceso, fumar, padecer problemas cardíacos como fibrilación auricular, diabetes, o estrés sin atención, y tener el colesterol elevado. Eso es lo que confirmó el mayor estudio en el mundo, que incluyó a 27.000 personas, incluyendo 286 argentinos, y fue publicado ayer en la revista The Lancet.

“El 93,2% de los ataques cardiovasculares que ocurren en Sudamérica están asociados a 10 factores de riesgo. La hipertensión es el más importante en todo el mundo. Los resultados deberían ser tenidos en cuenta por la población para reducir el riesgo de ACV y la mortalidad”, dijo el investigador principal Martin O´Donnell, de la Universidad McMaster de Canadá, que llevó adelante el estudio InterStroke.

Hace 6 años el equipo de investigación, que incluyó al médico argentino Rafael Díaz, de Estudios Clínicos de Latinoamérica de Rosario, había publicado los resultados preliminares, y ahora sumaron más datos y evidencias sobre los factores de riesgo del ACV, que es la tercer causa de muerte de adultos en el mundo y la primera de discapacidad.

El trabajo consistió en un estudio observacional de casos y controles. Incluyeron personas que habían sufrido ataques cardiovasculares y los compararon con otras de edad y nivel socioeconómico parecido. “El mensaje que da este estudio es que no controlamos la presión, fumamos, comemos mal, somos sedentarios, tomamos alcohol en exceso, aumentamos las chances de padecer un ACV. Es claro ahora que casi no se trata de una cuestión genética, sino que pesa mucho lo ambiental”, explicó Díaz.

Entonces, ¿cómo hacer para revertir los comportamientos que llevan al ACV? “Soy defensor de una acción mixta: el médico debe llegar al pacientes, con educación y seguimiento, y las autoridades sanitarias también deben implementar medidas. Por ejemplo, hay que seguir impulsando la reducción del consumo de sal. Otra acción es que la gente se tome la presión al menos una vez al año, y que acceda al tratamiento”, aseguró el especialista.