En un día soleado y cálido, el presidente Mauricio Macri y su sucesor Alberto Fernández compartieron un abrazo ayer al participar de una misa en la basílica de Luján, a horas del cambio de Gobierno nacional.

"Fue una misa muy emotiva y muy linda. Llegó la hora de estar juntos para siempre. El secreto es respetar, no pensar igual", dijo a la prensa Alberto Fernández, que asume este martes 10 de diciembre.

La misa de Luján (provincia de Buenos Aires) "por la unidad y la paz de los argentinos" fue convocada por el Episcopado, a instancias de jóvenes dirigentes laicos que acercaron la idea a los obispos.

La celebración religiosa se hizo en la calle, con un escenario montado de espalda a la basílica. El sol agobiante del mediodía se hizo sentir y para paliarlo, cuando apenas había comenzado la ceremonia religiosa, le acercaron a Macri un vaso descartable con agua fresca. Tras dar algunos sorbos, el presidente le pasó el vaso a Fernández, que tomó un trago gustoso cuidando de dejar un poco de agua para su pareja, Fabiola Yáñez, que terminó la bebida sin disimular la gracia que le causó la situación.

Durante la misa, que duró una hora y veinte minutos, presidida por monseñor Ojea, con la homilía a cargo del arzobispo de Mercedes-Luján Jorge Eduardo Scheinig, se pidió por la "unidad" y la "paz"; pedido al que se unieron en oración los representantes de los diferentes credos que conviven en Argentina.

Si bien durante toda la misa, Macri y Fernández intercambiaron gestos de amabilidad, hubo dos momentos históricos: cuando se saludaron con un beso y un abrazo, al momento del saludo de la paz, al final de la misa, y luego de las oraciones pronunciadas por los titulares de las distintas religiones, cuando monseñor Oscar Ojea, titular del Episcopado, pidió un nuevo saludo.

El intercambio final entre ambos mandatarios se constituyó en símbolo del clima que reinó en este oficio religioso. Luego de la celebración, a la que acudieron miles de fieles en peregrinación, Fernández y Macri se retiraron saludando a la gente que se agolpó a los costados de las vallas que marcaban el camino hacia la basílica, en un día que acompañó, soleado y cálido.

La convocatoria que hizo la Iglesia en pos de terminar con la grieta contó con la participación de varios representantes políticos, aunque no asistió la vicepresidenta electa, Cristina Fernández de Kirchner.

Macri, acompañado por su mujer, Juliana Awada, contó también con la presencia del jefe de Gabinete, Marcos Peña; los ministros de Interior, Rogelio Frigerio, y de Producción y Trabajo, Dante Sica; la vicepresidenta Gabriel Michetti; y el senador nacional, Federico Pinedo.

Por el lado de Fernández estuvieron su futuro jefe de Gabinete, Santiago Cafiero; los futuros funcionarios Gustavo Béliz (secretario de Planeamiento Estratégico), Marcela Losardo (ministra de Justicia), Felipe Solá (Canciller) y Daniel Arroyo (ministro de Desarrollo Social); y los sindicalistas Héctor Daer y Ricardo Pignanelli.

También se hicieron presentes el líder de la Confederación de Trabajadores de la Economía Popular (CTEP), Juan Grabois, y la titular de la Oficina Anticorrupción, Laura Alonso. El excandidato presidencial Roberto Lavagna intercambió unas palabras y un fuerte abrazo con Alberto.

 

Gremios esperan una gran marcha

Los gremios esperan mañana una fuerte movilización a Plaza de Mayo para apoyar a Alberto Fernández en su asunción presidencial.

"Seremos más de doscientos mil, trescientos mil los compañeros que vamos a reventar la plaza peronista para celebrar la llegada de Alberto al gobierno", se entusiasma ante Infobae uno de los "gordos" de la Confederación General del Trabajo (CGT).

Por fuera de la central obrera, Camioneros, el gremio encabezado por Hugo Moyano, también adelantaron a Infobae que marcharán.