El papa Benedicto XVI aceptó ayer la renuncia por edad de monseñor Jorge Casaretto al gobierno pastoral de la diócesis de San Isidro, cargo que asumirá en forma automática monseñor Oscar Ojea, actual coadjutor de esa jurisdicción eclesiástica bonaerense.

Casaretto, quien cumplió los 75 años de límite de edad canónica el pasado 27 de diciembre, condujo la diócesis de San Isidro desde 1985.

La diócesis de San Isidro es considerada una de las más importantes, detrás de la arquidiócesis de Buenos Aires, por tener en su territorio a quienes tienen poder de decisión económica y política, y por estar marcada por fuertes desigualdades sociales. Casaretto resaltó oportunamente la ‘personalidad fuertemente sacerdotal‘ y las ‘destacadas condiciones pastorales‘ de su sucesor Ojea.

Durante sus dos períodos como titular de la Pastoral Social hizo declaraciones que provocaron fuertes polémicas en los gobiernos de Néstor Kirchner y Cristina Fernández, sobre todo cuando alertó que la pobreza estaba próxima al 40 por ciento, muy lejos de las estadísticas oficiales del INDEC, o cuando reclamó ‘un reordenamiento‘ de los planes sociales, para terminar con aquellos que, a su entender, ‘alimentan la burocracia‘ y no fomentan ‘la cultura del trabajo‘.