La candidata a senadora nacional por Unidad Ciudadana, Cristina Fernández, trató ayer sutilmente, por primera vez, bajarle el tono al resultado electoral del 22 de octubre próximo al considerar que "no es un problema si gano o pierdo" y también reconoció que es "innegable" que tuvo funcionarios que "cometieron hechos de corrupción".

En una entrevista publicada ayer por el diario español "El País", la expresidenta y postulante al Senado por la provincia de Buenos Aires evaluó: "no estoy para ganarle a un exministro de (Mauricio) Macri, estoy para ganarle a la política de Cambiemos". No es arrogancia, es leer el resultado electoral", advirtió.

"La candidatura no fue una decisión personal, sino colectiva", aclaró Fernández de Kirchner sobre su postulación, al apuntar que "había una representación política vacante y había que ponerle un freno al Gobierno y al ajuste". Al respecto, subrayó que "hubiera preferido no tener que presentarme a senadora y que otro dirigente hubiera podido reunir esa representación", aunque "los dirigentes políticos no tienen sucesores" ni "se pueden transferir los votos" porque "eso es un concepto monárquico".

"No estoy para ganarle a un exministro de Macri, sino a una política. Reducirlo a una pelea con un ministro es injusto para (Esteban) Bullrich". "Sé las condiciones adversas contra las cuales voy", indicó Cristina sin precisar cuáles eran esas condiciones adversas.

Con vistas a las elecciones del 22 de octubre, Fernández de Kirchner afirmó que "no es un problema si pierdo o si gano", y consideró que "en esta elección de medio término la lectura es que la mayoría no está de acuerdo con esta política económica" y, en las PASO, el Gobierno "perdió 14 provincias".

Lejos estuvo de reconocer que el oficialismo obtuvo un inesperado triunfo nacional.

Al bajarle el tono a un eventual triunfo en las legislativas después de haber ganado las PASO del 13 de agosto con el 0,6% de los votos sobre Bullrich, pareciera que Cristina está abriendo el paraguas en medio de distintas encuestas que desde el fin de semana la colocan por debajo de la intención de voto que hoy tendría el candidato de Cambiemos. Además, contradice la importancia que ella misma le imprimió a esta elección: algo así como de vida o muerte para el futuro del país si se le daba "un cheque en blanco para el ajuste" al gobierno de Macri con un triunfo en octubre.

Por último, tras aclarar que el papa Francisco nunca fue "su enemigo ni su amigo", planteó que con el Sumo Pontífice la "une una visión de lo que está pasando en el mundo". "Condena al neoliberalismo y al capitalismo como sistemas que descartan gente. El marca una línea diferente del Vaticano. Nunca hablamos de Macri sino del mundo. Lo quieren traer al barro de la Argentina, no se merece eso". Al preguntársele si teme ir presa dijo: "con este gobierno cualquiera puede terminar en la cárcel".

 

Sobre la corrupción

 

Tras considerar "innegable" que "hubo hechos de corrupción" en su administración, Cristina rechazó que se busque "tachar a todo un gobierno de corrupción por unos funcionarios". "Ahora tenemos un Gobierno que utiliza el Estado para favorecer los negocios de su familia. Tenemos Panamá Papers. Yo no blanqueé plata negra, el que lo hizo es el hermano del presidente. Y su amigo del alma (Nicolás) Caputo, también blanqueó 35 millones", acusó. "Creo que hubo hechos de corrupción y funcionarios que cometieron hechos de corrupción. Es innegable. Pero tachar a todo un Gobierno de corrupción por unos funcionarios, no. No creo que haya ningún Gobierno en el mundo exento de funcionarios que cometan corrupción", dijo y remató: "que cataloguen a mi Gobierno como una asociación ilícita, o que mi familia es una asociación ilícita es demasiado".