Elogió la transición. Alberto Fernádez afirmó que el país atraviesa "una situación de privilegio" en comparación a otros de la región ya que "se está dando un traspaso (de mando) con tranquilidad", y aseguró que eso "hay que mantenerlo".

El kirchnerismo se quedó a un paso en 2018 de que el proyecto de interrupción voluntaria del embarazo se convirtiera en ley, él lo prometió en campaña y ayer confirmó que está dispuesto a cumplir. El presidente electo, Aberto Fernández anunció ayer que enviará un proyecto de ley de despenalización del aborto al Congreso y dijo que espera que el debate no se convierta "en una disputa entre progresistas y conservadores", como sucedió cuando se discutió la iniciativa el año pasado para legalizar la interrupción del embarazo hasta la semana catorce.

"Va a haber un proyecto de ley mandado por el Presidente. Tan pronto lleguemos", dijo Fernández sobre la legalización del aborto en una entrevista al diario Página/12 publicada ayer.

Al respecto, reiteró que es "un activista de ponerle fin a la penalización del aborto" y aseguró que va "a intentar que (la ley) salga cuanto antes", aunque aclaró que "no depende solo de mí".

El Congreso nacional debatió en el 2018 un proyecto de legalización del aborto que generó fuertes

divisiones dentro del Parlamento y en la sociedad, y que no pudo ser aprobado ya que fue rechazado por el Senado.

Esta polémica ganó las calles con un duelo de multitudes entre los pañuelos verdes de los proabortistas y los pañuelos celestes de los defensores de las dos vidas.

Con este antecedente, Fernández dijo que "quisiera que el debate no sea una disputa entre progresistas y conservadores, entre revolucionarios y retrógrados, es un problema de salud pública que debemos resolver y hay que asumirlo así".

Sobre si este proyecto pudiera ser enviado durante sesiones extraordinarias, sostuvo que es necesario "encarar el tema de otro modo" ya que "no se puede convertir en un elemento de disputa entre nosotros".

En esa línea dijo que hay que respetar "a la mujer que siente que es un derecho sobre su cuerpo como a la mujer que siente que Dios no le permite hacerlo". "Hay que quitarle esa dosis de pañuelo celeste y pañuelo verde. Por último, afirmó tener la voluntad de "que haya muchas mujeres debatiendo a la par de los hombres" y que su futuro gabinete de ministros buscará ser "paritario" y que "por eso también creamos el ministerio de la Mujer".

Un mayor uso de anticonceptivos en los países en desarrollo evitó un total de 21 millones de abortos inseguros y 119 millones de embarazos no deseados solo en 2018, según datos de la alianza global Planificación Familiar 2020.

Avanza el diálogo con acreedores

Alberto Fernández, reveló también que sus colaboradores avanzan en conversaciones con acreedores de la deuda pública argentina con vistas a iniciar una negociación para acordar nuevos términos de pago.

"Estamos avanzando y estamos hablando mucho más rápido de lo que piensan los medios", aseguró, luego de que en los últimos días se hiciera manifiesta la creciente incertidumbre en los mercados sobre cómo encarará el futuro Gobierno el problema de la deuda.

Durante la campaña electoral, Fernández dijo que buscaría negociar mayores plazos de pago tanto con acreedores privados como con el Fondo Monetario Internacional (FMI), sin quitas sobre el capital ni lo intereses.

Sin embargo, muchos analistas consideran que será necesaria alguna rebaja para que Argentina pueda afrontar su compromisos, una duda que los asesores de Fernández no han despejado aún.

"Tampoco hay que salir corriendo, porque finalmente esto es una negociación. Cuando se negocia, se hace una estrategia para buscar las mejores oportunidades y el mejor momento para hacer las cosas", dijo Fernández a Radio 10.

Hacia finales de septiembre la deuda argentina ascendía a 315.000 millones de dólares, de los cuales 126.000 millones estaban en manos de acreedores privados y 75.000 millones eran con organismos internacionales.

En 2020 Argentina debe afrontar deudas con acreedores privados y organismos multilaterales por unos 39.300 millones de dólares, una suma que se torna impagable sin posibilidades de refinanciación