A horas del anuncio oficial que define cómo seguirá la cuarentena a partir de este sábado, la gran incógnita que se mantenía anoche era cuál de las posturas se imponía para esta nueva etapa: si la intermedia que abona Alberto Fernández o la extrema que reclama incesantemente el gobernador de la provincia de Buenos Aires, Axel Kicillof.

Según transcendidos en la Casa Rosada, el Presidente resiste la presión del kirchnerismo para imponer un cierre total por 15 días y se inclina por un cambio mínimo en el esquema actual, con algunas nuevas restricciones y más controles. Incluso, desde el círculo íntimo de Alberto Fernández sostenían que las medidas serán las mismas que están vigentes, agregando algunas prohibiciones sobre actividades recreativas y deportivas.

Desde la Casa Rosada indicaban en las últimas horas antes de dar a conocer el decreto que se limitarían actividades deportivas, culturales y sociales que implican el movimiento y la concentración de gente. Se descuenta una vuelta al teletrabajo para actividades profesionales, y la limitación de la construcción privada por el gran movimiento de gente que supone entre el Conurbano y la capital federal.

Estas medidas se enfocarán principalmente en el Area Metropolitana de Buenos Aires (AMBA) y Alberto dejaría en manos de los gobernadores la decisión de cómo se aplicarán en cada provincia.

Mientras, el Presidente define la nueva etapa de distanciamiento, la Ciudad de Buenos Aires avanza en un plan propio con más restricciones. En principio, el comercio cerraría una hora antes, es decir, a a partir de las 18. También está en estudio reforzar los controles en el transporte con cierres de pasos vehiculares entre la Ciudad y el Conurbano, una medida reclamada por Kicillof y la mayoría de los intendentes.

La polémica sigue pasando por las clases presenciales, aún así, el gobierno porteño optaría por la presencialidad administrada, es decir, con menos días de clases en las aulas de escuelas primarias. Y solo virtualidad en la secundaria.

No obstante, la discusión no está cerrada. En el gobierno de Axel Kicillof y en la cúpula del kirchnerismo duro sostienen la idea de ir a un cierre muy duro por 15 días para bajar la curva de contagios de manera drástica y darle aire al sistema de salud. Los K dicen que las actuales restricciones son light y alcanzaron para frenar el crecimiento de casos pero no para bajarlos, que es lo que se necesita. Es por eso que creen que hay que ir a un cierre de todas las actividades, incluido el comercio no esencial. Aunque nadie quiere hablar de una Fase 1 como en marzo de 2020, lo sería con algunas excepciones como que se permita las salidas a los espacios públicos.

  • ¿Menos días para clases presenciales?

El ministro de Educación de la Nación, Nicolás Trotta, confirmó que se analiza una "presencialidad administrada" para que los alumnos, en vez de ir cuatro días a la semana a los colegios, puedan ir dos.

El funcionario se refirió a que se está estudiando la alternativa de una "presencialidad administrada", para lograr disminuir la circulación de los chicos. "Hoy tenemos una presencialidad parcial: va un grupo unos días y otros días otro grupo. Con esta alternativa, por ejemplo, en vez de ir cuatro días a la semana pueden ir dos y se disminuye la circulación", explicó. Esta alternativa, aclaró, puede darse en todos los niveles o priorizando algunos, de acuerdo a lo que resuelva cada jurisdicción.

  • ¿Más IFE y ATP?

En el kirchnerismo duro y la gobernación bonaerense entienden que el cierre duro tipo fase 1 tiene que ir acompañado del restablecimiento del IFE y los ATP y proponen que el gasto sea compartido con las provincias y los municipios, ya sea a través de desembolsos directos o exenciones impositivas, por ejemplo.