Otro gesto hacia Washington. Alberto Fernández se reunió ayer con el embajador de EEUU, en Argentina, Edward Prado.

El presidente electo, Alberto Fernández sugirió ayer que el FMI no envíe los 11.000 millones de dólares que restan por llegar del préstamo de 56.300 millones concedido en 2018 y que congeló ante el nuevo escenario político.

Fernández advirtió ayer que con el Fondo va "a firmar un único acuerdo y la primera regla es dejar de pedir dinero", tras lo cual recibió al embajador de Estados Unidos, Edward Prado, ante quien afirmó "tener la mejor relación" con esa potencia "en un marco de respeto y madurez".

"¿Tengo un problemón y voy a pedir 11.000 millones más? Lo que quiero es dejar de pedir y que me dejen pagar", dijo el líder peronista. Y aclaró: "No voy a firmar acuerdos que no podemos cumplir. Eso ya lo hizo (el presidente Mauricio) Macri", acotó el futuro jefe de Estado en diálogo con radio Con Vos cuando le consultaron sobre la relación que implementará con el FMI y remarcó que en Argentina "necesitamos reactivar la economía para poder pagar y resolver el problema de la deuda con sensatez".

En ese sentido, destacó que con el FMI su gobierno va "a firmar un único acuerdo y la primera regla es dejar de pedir dinero".

"Se ha ajustado tanto que nos hemos quedado sin vacunas y reaparecieron enfermedades como el sarampión, la varicela, la tuberculosis. Llegar a ese punto evidencia cierto desprecio por el otro y que se convirtió a la gente en números", enfatizó el presidente electo, al criticar las decisiones de su antecesor.

Fernández remarcó que la "primera regla" es "cumplir" con los compromisos, pero para ello llamó al FMI a debatir el tiempo que necesita Argentina para volver a poner en marcha su economía, en recesión desde hace más de año y medio, pero sin recibir más dinero.

"Porque es querer calmar la borrachera mientras uno sigue tomando vino. Al día siguiente te levantás y lo que eran 45.000 se te convirtieron en 57.000. Tenés un problema más grande. Yo no quiero agrandar más ese problema, quiero resolverlo con sensatez", aseveró.

Argentina acumula una deuda pública total de 314.315 millones de dólares. El nuevo gobierno peronista deberá estudiar cómo pagar ese alto endeudamiento, al toparse con próximos vencimientos que se tornan difíciles de asumir.

No obstante, tras el triunfo de Fernández en las PASO de agosto, nuevas fuertes turbulencias financieras llevaron al Ejecutivo de Macri a anunciar un alargamiento de los plazos de vencimiento de los títulos de corto plazo y la intención de hacer lo mismo con los de mediano y largo plazo, lo que parte de la oposición considera en la práctica un cese de pagos.

El presidente electo recordó ayer que la economía lleva dos años "paralizada", van "7 u 8 meses" consecutivos de caída de la industria y más de dos años de descenso en el consumo.

"Tenemos que volver a encender la economía. Tenemos que volver a fabricar, dar créditos no para (pagar) las Leliqs (Letras de Liquidez del Banco Central) sino para que se fabrique, dejar plata a los jubilados para que la usen en lo que necesitan (...) Tenemos que hacer estos cambios que es lo que va a hacer poner en movimiento la economía", concluyó.

Sobre la situación que vive la región Fernández sostuvo que "América latina se está rebelando contra la derecha. Nosotros, Cristina (Fernández de Kirchner), yo y nuestro gobierno, vamos en el mismo sentido que la gente. Latinoamérica nos mira con expectativa. Ganamos y en América latina se desató una demanda social que parecía dormida". "En Bolivia tuvieron que hacer un golpe de Estado para sacarlo a Evo del medio. En Chile y en Colombia los pueblos se están rebelando contra la lógica del ajuste, de bajar jubilaciones, de perder derechos, de terminar con la educación pública, de achicar el Estado", aseveró.

- Tendiendo el puente hacia el tío Donald

Horas después de hacer pública su idea de cómo se relacionará con el FMI tras asumir su mandato, Alberto Fernández recibió en sus oficinas de Puerto Madero al embajador de

Donald Trump en Argentina, Edward Prado, que arribó con una comitiva de funcionarios de la misión diplomática norteamericana.

Fernández estuvo acompañado por Santiago Cafiero, Felipe Solá, Gustavo Beliz y Jorge Argüello, a quienes se menciona como miembros del próximo gobierno en puestos claves.

El embajador Prado expresó a través de un comunicado que la "reunión fue abierta y productiva" y agregó que "durante el encuentro ambos equipos conversaron sobre una gran variedad de temas de interés para ambos países. Estados Unidos mantiene una relación duradera con Argentina, sobre la base de valores comunes profundos e importantes".

Prado destacó que "estos valores son perdurables y Estados Unidos espera colaborar con el gobierno del presidente electo Fernández para el beneficio mutuo de ambos pueblos" y difundió fotos del encuentro a través de sus redes sociales.

Por su parte, el mandatario electo destacó su voluntad de "tener la mejor relación con Estados Unidos, en un marco de respeto y madurez". Y recordó: "Nunca me voy a olvidar el día que Néstor (Kirchner, cuando asumió como presidente en 2003) me preguntó si me animaba a ser jefe de Gabinete. Le respondí: "¿Si me animo? Que vengan de a uno"", añadió.


Pidió a Macri por Evo

Otro dato que reveló Alberto es que charló con Macri por los hijos de Evo Morales. "Con Macri (Mauricio) hablé por última vez cuando le pedí que allanara todos los caminos para que pudieran llegar al país los hijos de Evo, y él se portó muy bien", dijo ayer el presidente electo.

> CFK le tomará juramento y Macri le pondrá la banda

 

Primero Alberto Fernández cambió las reglas de la asunción presidencial cuando exigió a Mauricio Macri que realice toda la ceremonia en el Congreso y no en la Casa Rosada. Macri aceptó de inmediato pero igual había otra polémica en puerta. La vicepresidenta actual, Gabriela Michetti, debía tomar juramento al mandatario electo si la ceremonia se hacía en el Parlamento, pero la vicepresidenta electa, Cristina Kirchner quería para ella ese privilegio. Antes que la sangre llegara al río, Michetti desistió y ella también dejará el camino libre para complacer a su sucesora en el Senado. Así las cosas, este 10 de diciembre a partir de las 11 horas, Cristina volverá a ser protagonista de una asunción presidencial.

Toda la ceremonia oficial se desarrollará en la Asamblea Legislativa, y Mauricio Macri y Gabriela Michetti tendrán una mínima participación, como pretendía la fórmula del Frente de Todos.

Macri entregará los atributos del poder a Alberto Fernández y Michetti tomará juramento a Cristina para que se transforme en Vicepresidente. Después, Macri y Michetti abandonarán el recinto de la Cámara de Diputados, Alberto jurará como Presidente de la Nación y pronunciará su discurso anunciando las medidas clave de su gobierno.

Alberto Fernández no quería llegar a la Casa Rosada como Presidente y encontrarse con Macri en el Salón Blanco para recibir el bastón y la banda presidencial. El mandatario electo pretendía ingresar a Balcarce 50 sin la presencia de su antecesor y su Gabinete nacional, tomar juramento a su propio gabinete en el Salón Blanco y luego salir al balcón de Evita para saludar a la militancia que estaría esperando en la Plaza de Mayo.

Macri tenía otras intenciones. Su propuesta era que Alberto Fernández jurara ante la Asamblea Legislativa, que se moviera hasta la Casa Rosada para recibir los atributos del poder, y que ambos caminaran juntos hasta la explanada para un saludo final como símbolo de una transición inédita en la historia argentina.

Desde 1928 no sucedía que un presidente no peronista entregara el poder sin una crisis institucional, y Alberto Fernández entiende el valor de este hecho histórico. Sin embargo, el futuro jefe de Estado no tenía interés de compartir sus primeros instantes en Balcarce 50 con Macri, y resolvió rechazar una propuesta de entrega de los atributos que se basaba en las experiencias protagonizadas por Raúl Alfonsín, Carlos Menem y Fernando de la Rúa.

- Un Lavagna al Indec y Daniel Scioli a Brasil

El diputado nacional de Consenso Federal, Marco Lavagna confirmó ayer que será parte de gabinete de Alberto Fernández a partir del 10 de dicembre. El hijo del exministro de Economía, asumirá al frente del Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec). Esto confirma la cercanía de Roberto Lavagna con Alberto Fernández y el kirchnerismo lo que da la razón a quienes denunciaron durante la campaña que el exministro de economía de Néstor Kirchner jugó un papel clave para quitarle votos a Juntos por el Cambio y así asegurarle el triunfo a la fórmula Fernández-Fernández.

Otra pieza clave en el nuevo gobierno está reservada para el también diputado nacional, Daniel Scioli que será nada más ni nada menos que embajador en Brasil. Una tarea, en principio, difícil ya que el presidente Jair Bolsonaro tiene pocas coincidencias con el mandatario electo con Argentina y amenaza con salirse del Mercosur si Fernández pone en jaque la apertura económica que enarboló el gobierno de Mauricio Macri con lo que logró cerrar un acuerdo de libre comercio con la Unión Europea.

Brasil es un socio estratégico de Argentina en el Mercosur y un destino clave para las exportaciones agrícolas, entre ellas, un importante grupo productos producidos en San Juan.

Scioli tendrá así la oportunidad de poner a prueba su cualidad indiscutida de "estar bien con todos", y relacionarse de la mejor forma con propios y extraños en la cima del poder.

Por otra parte, el exministro de Justicia de Néstor Kirchner, Gustavo Béliz, "tendrá un rol en el Poder Ejecutivo", aseguró ayer Nicolás Trotta, uno de los coordinadores de equipos técnicos del presidente electo, Alberto Fernández, al referirse a la conformación del gabinete .