Buenos Aires, 28 de julio.- El colesterol LDL -conocido como colesterol "malo"- afecta cada vez más a la población adulta mundial por mala alimentación, falta de ejercicio diario, entre otros malos hábitos que hacen que la grasa de las células se deposite en las paredes de las arterias, lo que puede provocar obstrucciones sanguíneas que impiden el flujo normal de sangre que va al corazón, ataques cerebrovasculares e infartos. El mismo es tratado con estrictas dietas, rutinas deportivas y estatinas.
El problema es que un 10% de los afectados no responde a esa terapia habitual, por lo que EEUU comenzó hace años la búsqueda de una nueva alternativa que ya fue aprobada esta semana: el Alirocumab que permitirá disminuir los niveles de LDL altos (más de 130) y por consecuente, los riesgos de los pacientes.
La nueva droga, llamada Alirocumab pero comercialzada como Praluent, fue aprobada el viernes pasado por la Food and Drug Administration (FDA). Fue principalmente pensada para personas con colesterol alto hereditario y con enfermedad cardiovascular ateroesclerótica.
La nueva droga mostró una reducción del LDL notable, de hasta un 60%. La droga estuvo en manos del laboratorio francés Sanofi y el estadounidense Regeneron y se venderá en una lapicera de dosis única o en una jeringa para que el paciente se la coloque cada dos semanas. "La investigación se centró en quienes no toleran las altas dosis de estatinas o directamente ninguna dosis. En esa población no había mucho que pudiéramos hacer para lograr el objetivo de reducir el colesterol y evitar los riesgos", contó Ricardo Iglesias, ex presidente de la Sociedad Argentina de Cardiología.
Mientras que en EEUU y Europa se comercializará pronto, la droga llegará a Argentina en uno o dos años porque es lo que puede demorar su aprobación en la ANMAT.
En Argentina, la situación se agrava: 3 de cada 10 personas tiene el LDL elevado. De acuerdo a la última Encuesta Nacional de Factores de Riesgo en 2013, el 29,8% de la población mayor de 18 años tiene el colesterol malo alto. De acuerdo a lo explicado por médicos cardiólogos, el sedentarismo, la mala alimentación (consumo de frituras, medialunas, chocolate, dulces varios, grasas, snacks) y el sobrepeso.
