Corrupción. "Es un atentado a la democracia", señaló Cristina al evaluar las acusaciones de "asociación ilícita" durante su gobierno y comparó su situación con la de los expresidentes de Brasil Dilma Roussef y Luiz Inácio Lula da Silva.

La expresidenta y candidata a senadora por Unidad Ciudadana, Cristina Fernández, justificó ayer el crecimiento de su patrimonio, negó ser socia de Lázaro Báez y Cristobal López, lloró al asegurar que le dio "mucha bronca e indignación" el caso de los bolsos del exsecretario de Obras Públicas José López y

aseguró que no será un "obstáculo" para que el peronismo pueda ganar las elecciones presidenciales en 2019. También criticó a Mauricio Macri, al que acusó de empeorar todos los índices económicos y sociales, tras considerar que en Argentina no hay estado de derecho ni una justicia imparcial, aunque negó que el gobierno de Cambiemos sea la dictadura.

Cristina Kirchner habló durante casi dos horas con el periodista Luis Novaresio en el portal Infobae y se refirió además a denunciados casos de corrupción que sucedieron durante su gestión; la relación de la Justicia con el Gobierno; la muerte del fiscal federal Alberto Nisman; la situación política en Venezuela; y cuestionó el tratamiento de los medios a la actual gestión, a la que consideró "blindada mediáticamente". De cara a las elecciones presidenciales de 2019, avisó que si es un "obstáculo para llegar a la unidad del peronismo y ganar", hará "todo lo necesario" para que el espacio "pueda ofrecerle a la ciudadanía algo mejor que lo que hoy está teniendo". "Si esto impide la unidad y ganar, no tenga dudas", aseveró sobre la posibilidad de dar un paso al costado, de excluirse, en la reorganización del PJ.

Sobre la división interna a partir del surgimiento de Unidad Ciudadana, recordó que "no es la primera vez" que se produce esa fractura en elecciones, al advertir que "en 2005" fue candidata en el territorio bonaerense "por fuera del PJ".

Sobre la carta publicada en los últimos días pidiendo la unidad de la oposición, dijo que no fue para los "dirigentes" sino para "todos los electores que votaron oposición, por una razón lógica y certificada por el propio resultado de agosto".

Cristina aseguró que es "un gran disparate" y "un atentado a la democracia" que sean considerados ella y sus funcionarios "una asociación ilícita" y, en este sentido, denunció "un manejo del Poder Judicial" para "invalidar un proceso político", y la existencia de una "Corte totalmente desprestigiada".

El momento de mayor impacto emocional fue cuando se le preguntó qué sintió cuando se enteró que habían atrapado a José López revoleando los bolsos con los dólares en el convento de General Rodríguez. Allí, Cristina se mostró quebrada y hasta dejó escapar algunas lágrimas. Y dijo que "odió a López como nunca odió a nadie".

"Fue una cosa muy fuerte, yo estaba en Calafate y cuando vinieron a contarme no alcanzaba a comprender la escena. Me parecía brutal. Después tuve un gran enojo; luego me vino una cosa de tristeza, de angustia; y sabés en quién pensé más que en el proyecto político o en la imagen de nuestro Gobierno, pensé en los miles de pibes que habíamos incorporado a la política y cómo se podían sentir con la escena". "Siempre quise saber cuándo, quién le entregó ese dinero. Me cuesta creer que todavía, frente a fajos de dinero termosellados, numerados, que se pueden identificar, todavía la Justicia no haya determinado quién se lo dio y cuándo se lo dio", amplió.

Respecto a sus responsabilidades políticas y del ministro de Planificación Julio De Vido, que estaban a cargo de las acciones de López, CFK sostuvo que "es imposible saber todo lo que hace un funcionario", y afirmó: "Pienso que De Vido no lo sabía porque si no me lo hubiese dicho, o por lo menos para advertirme del peligro". Cristina se refirió a su relación con los empresarios que son investigados por la justicia Cristobal López y Lázaro Báez -preso por lavado de dinero- al aseverar que "alquilaban las habitaciones -del hotel de la familia Kirchner- a precios de mercado. No fuimos socios, sólo tenían un contrato de alquiler".


¿Se robaron todo?
 

Ante la frase de que durante el gobierno kirchnerista "se robaron todo", Cristina arremetió: "Mientras nos robábamos todo, ¿cómo hacíamos para fundir el país y crear trabajo, pagar la deuda y que la economía creciera?", se preguntó con ironía.

‘Un disparate acusarnos por Nisman’ 


Cristina tildó ayer de ‘inmenso disparate‘ que alguien pueda acusar a su Gobierno de tener que ver con la muerte del fiscal Alberto Nisman, que apareció en 2015 con un tiro en la cabeza cuatro días después de denunciarla por presunto encubrimiento de terroristas.


‘Todos saben que es un inmenso disparate‘, declaró Cristina al ser consultada por si siente que hay una parte de la sociedad que cree que su Gobierno tuvo que ver con la muerte o que encubrió el supuesto crimen del fiscal.


Fernández consideró que vincular a su Ejecutivo con aquel hecho es una ‘acusación sin ningún tipo de fundamento que no creen ni los que la formulan‘, y aseguró que la denuncia realizada por Nisman
contra ella y otros miembros de su equipo por supuestamente encubrir a los sospechosos iraníes del atentado contra la mutua judía AMIA de 1994 y dejó 85 muertos, no tenía ‘ni pies ni cabeza‘.


Nisman creía que el memorándum firmado en 2013 entre Argentina e Irán para investigar conjuntamente el atentado, que sigue impune, buscaba realmente encubrir a los sospechosos iraníes, algo que la exmandataria y su entorno siempre han negado. 


‘Era el único instrumento para poder lograr que declararan los acusados y destrabar y conocer la verdad. Hace 23 años que pasó el atentado y no hay ninguna respuesta a las víctimas. Fue lo que debimos hacer para lograr memoria, verdad y justicia‘. 


La viuda también subrayó que su esposo y ella fueron ‘los únicos‘ exjefes de Estado que mencionaron a Irán en sus discursos ante las Naciones Unidas ‘acusándolos y diciéndoles‘ que tenían que cooperar con Argentina.

CFK, a las puertas del juicio oral


La expresidenta Cristina Fernández y el exministro de Planificación Julio De Vido quedaron ayer a las puertas del juicio oral y público por corrupción con la obra pública, ya que la Cámara Federal confirmó sus procesamientos por asociación ilícita y defraudación al Estado en esa causa. La Sala I del tribunal de alzada confirmó además el procesamiento de los detenidos exsecretario de Obras Públicas José López y el empresario Lázaro Báez e incluyó al exsubsecretario del área Abel Fatala, quien en primera instancia tenía falta de mérito. Esto implica que la exmandataria y el resto de los imputados quedaron a un paso del juicio oral y público en esta causa por presunta corrupción. Los embargos alcanzaron los 10.000 millones de pesos para cada uno de los involucrados.