El Día Internacional de la Juventud, que se celebra hoy, encuentra a quienes integran esta franja etaria de la población mundial en una crisis profunda que no es nueva -con 20% de jóvenes que no estudian ni trabajan-, pero que se profundizó por la pandemia de coronavirus, de acuerdo con las últimas estadísticas de los organismos internacionales.

Pero la cuestión no sólo se circunscribe al desempleo o la falta de educación -que por supuesto son los problemas principales a superar- sino que los jóvenes preparados y mucho más aptos que los adultos para trabajar con las nuevas tecnologías tienen frente a sí un desafío: justamente por saber tanto del tema tienen la certeza de que ese nuevo mundo laboral inevitablemente les escamoteará puestos de tarea a manos de la robótica y la inteligencia artificial.

A nivel mundial, el empleo juvenil (de los 15 a los 24 años de edad) cayó 8,7% en 2020 en plena pandemia, en comparación con 3,7% de los adultos, de acuerdo con cifras de la Organización Internacional del Trabajo (OIT).

Y dentro del sector afectado, las mujeres sufrieron aún más la pérdida de fuentes de trabajo.

Según cifras de Naciones Unidas, a nivel mundial uno de cada cinco jóvenes no tiene empleo ni educación o formación, y tres de cada cuatro son mujeres.

La brecha es aún mayor en regiones como Asia Meridional y los Estados Árabes, donde las normas sociales y culturales impiden a las mujeres cursar estudios o trabajar fuera de su hogar. La población joven crecerá en más de 78 millones.