Más de cinco siglos después de desembarcar en el continente americano, Cristóbal Colón sigue siendo objeto de polémicas y enfrentamientos, esta vez entre el Gobierno nacional y el de la Ciudad, que mantienen una disputa sobre la propiedad de un monumento dedicado al navegante en Buenos Aires.
Ubicada en la plaza de su mismo nombre, detrás de la Casa Rosada, la escultura permanecía ayer custodiada por la Policía Federal ante una intimidante grúa, mientras a sus pies se discutía sobre su traslado o no a Mar del Plata por mandato presidencial.
La intención de Cristina Fernández es reubicar la estatua en esa ciudad de la costa y poner en su lugar otra dedicada a la guerrillera de la Independencia Juana Azurduy, natural de Sucre (Bolivia), financiada con un millón de dólares donados por el Gobierno de Evo Morales.
Sin embargo, cuando comenzaban los trabajos para desmontarla, el Gobierno de la ciudad, encabezado por el opositor Mauricio Macri, reclamó la propiedad de Colón en base a un proyecto aprobado el pasado jueves por la Legislatura Porteña.
En ese proyecto se declara como ‘bien integrante del patrimonio histórico y cultural de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires en los términos de la ley 1227 en la Categoría Monumentos, al monumento a Cristóbal Colón emplazado actualmente en la Plaza que lleva el mismo nombre‘.
Rodeada de cuerdas, andamios y grúas, la figura del navegante fue testigo durante las horas siguientes de enfrentamientos entre legisladores nacionales y capitalinos, a los que se sumaron representantes de la colectividad italiana en Argentina.
Los italianos residentes en el país consideran ‘un atropello’ el plan de traslado que impulsa CFK.
’No entendemos que por decisión del Gobierno actual, sin consultarnos a nosotros, decidan trasladar un monumento que lleva en el mismo sitio desde 1910’, manifestó Valentina Vita, secretaria de presidencia del Comité de Italianos en el Exterior (Comités) en la capital argentina.
Obra del escultor italiano Arnaldo Zocchi, el monumento a Cristóbal Colón, que pesa 623 toneladas, fue construido con fondos que aportaron el Gobierno Italiano y la colectividad italiana residente en Argentina, con motivo del centenario de la Revolución de mayo de 1810.
’Posee un significado especial para nosotros, ya que los italianos que llegaban aquí lo veían desde el puerto’, explicó Vita.
La comunidad italiana teme que de llevarse a cabo el traslado la imagen del navegante sufra importantes daños en su nueva ubicación. Está hecha de mármol de Carrara y cal, y este último material se deterioraría mucho con el salitre. Consideran además que el monumento pertenece a la ciudad de Buenos Aires, por lo que solicitan que sea trasladado, en todo caso, a otra plaza ’pero dentro de la capital’.
Los habitantes italianos, son la comunidad europea más numerosa que existe actualmente en Argentina, fruto del flujo de la gran cantidad de inmigrantes que llegaron a este país entre los años 1850 y 1950.
Ayer, en medio de este nuevo enfrentamiento Nación-Ciudad, el jefe de Gobierno porteño, Mauricio Macri, y su jefe de Gabinete, Horacio Rodríguez Larreta, ironizaron sobre la decisión del Gobierno de mudar el monumento a Colón y advirtieron que si avanza sobre esta estatua puede hacer lo mismo con otros monumentos. ‘¿El Monumento de los españoles? ¿El Resero de Mataderos? ¿La Flor? Si se quieren llevar el Monumento a Colón, me pregunto cuál será el siguiente‘, escribió Macri en su cuenta de Twitter. En la misma línea, Rodríguez Larreta expresó que esperaba ‘un fallo de la justicia‘ sobre la mudanza del monumento porque, remarcó, ‘si dejamos que esto pase, mañana nos afanan el Obelisco‘.
El viernes, la jueza en lo contencioso administrativo federal, Claudia Rodríguez Vidal, ordenó a las autoridades nacionales que eviten ‘concretar cualquier acto que implique desmantelamiento y traslado‘ del monumento, tras hacer lugar a un recurso de amparo presentado por la asociación civil ‘Paren de Demoler‘. Y, pidió al Estado Nacional que en tres días presente un informe sobre el hecho.

