Buenos Aires, 1 de febrero.- A más de cuatro años y dos meses de la desaparición de Jorge Julio López, un testigo de identidad reservada se presentó hoy en el Ministerio de Justicia y Seguridad bonaerense y en la Justicia para decir que sabe dónde habrían enterrado al ex albañil que fue testigo y querellante en el primer juicio oral por las reabiertas causas de la dictadura, tras lo cual se ordenó una nueva búsqueda.

Aunque no trascendieron los detalles de su testimonio, el fiscal federal Hernán Schapiro escuchó esta tarde la versión de los hechos que dio esta persona y ordenó diligencias para saber si había certezas en sus dichos. En ese sentido, esta noche iban a comenzar excavaciones en el Parque Pereyra Iraola de La Plata, que el testigo habría señalado como el lugar donde estaría el cuerpo de López.

‘Esperamos que esto sea el principio del final‘, dijo Rubén López, hijo del testigo desaparecido, al salir de la reunión con el ministro de Justicia y Seguridad bonaerense, Ricardo Casal, y antes de dirigirse a la fiscalía para conocer el aporte que hizo esa persona.

Por ahora, se sabe que una persona se presentó ante el abogado Alejandro Sánchez Kalbermatten diciendo que tenía información que podía ayudar a dar con el paradero de López.

De inmediato el abogado lo puso en contacto con el Ministerio de Justicia y Seguridad bonaerense, donde existe un decreto que prevé recompensas de 200 mil pesos para quien aporte información cierta para encontrar al ex detenido ilegal de la última dictadura, que desapareció en octubre de 2006.

Pero la noticia se filtró esta mañana antes de que el testigo de identidad reservada hablara con la Justicia, y la familia de López se enteró por radio de la novedad, sin poder tener detalles precisos.

Lo cierto es que por la tarde Rubén López, su esposa y el abogado de la familia, Gastón Coty, llegaron hasta el ministerio bonaerense con la esperanza de conocer los detalles de las revelaciones dadas por este nuevo testigo.

Pero al reunirse con Casal, el funcionario les explicó que fue solo fue un ‘nexo‘ entre el testigo y la Justicia: que el hombre ya había estado allí para contar lo que sabía y que ese texto -sellado y lacrado- había sido enviado a los tribunales federales.

La declaración había sido presentada ante el personal del Area de Personas Desaparecidas del Ministerio de Justicia y Seguridad y entregada de inmediato al fiscal federal Hernán Schapiro.

‘El ministro me dijo que él fue solo el nexo luego de que apareció esta persona para decir que tenía datos sobre el caso. Se le tomó declaración y ese testimonio fue sellado, lacrado y enviado a la Justicia. Pero ahora me voy a la Fiscalía para saber qué es lo que este hombre dijo‘, afirmó López hijo a la prensa. Rubén López solo señaló: ‘Esperamos que esto sea el principio del final. Siempre tenemos la esperanza de saber qué fue lo que pasó‘ aunque ‘no sea la mejor noticia‘ lo que deban escuchar.

‘Queremos saber el testimonio y después si podemos hablar‘, insistió ante los periodistas que cercaban su paso tras la reunión que mantuvo con Casal para informarse de cómo se habían sucedido los hechos tras la aparición de este testigo.

Luego de reunirse con el fiscal, Rubén López solo pudo decir que el testigo dijo conocer datos sobre donde podría haber sido enterrado el albañil de 77 años, pero evitó dar detalles para no perjudicar la investigación. ‘El testigo marcó en un mapa el lugar donde estaría enterrado‘ el albañil, dijo su hijo, según la información recabada.

Se espera ahora que el fiscal ordene diligencias para saber qué grado de credibilidad pueden tener los dichos de este sujeto que apareció después de tantos años.

El misterio de López se abrió el 18 de septiembre de 2006, cuando estaba definiéndose el juicio al represor Miguel Etchecolatz, y López -uno de los querellantes- desapareció de su casa sin dejar rastros.

Desde entonces los organismos de derechos humanos sostienen que López fue secuestrado por su condición de testigo clave, como un mensaje mafioso enviado por ex represores que están siendo juzgados por crímenes de la dictadura.

El juicio a Etchecolatz fue el primero de los procesos abiertos contra represores tras la anulación de las leyes de Obediencia Debida y Punto Final.

El albañil había sido secuestrado el 27 de octubre de 1976 por su militancia en una unidad básica que respondía a Montoneros, por un comando que había enviado el ex director de Investigaciones de la Policía Bonaerense que ahora estaba en el banquillo.

Aunque durante su vida nunca dio detalles a su familia de cómo había sido su paso por el centro clandestino de detención, en el juicio a Etchecolatz su testimonio fue contundente: precisó cómo había sido torturado y relató que había visto el fusilamiento de una pareja.

Aquella mañana del 18 de setiembre de 2006 López salió de su casa -en 140 y 69 de Los Hornos- con la intención de volver para escuchar los alegatos contra Etchecolatz, pero nunca retornó.

Desde entonces, la desaparición de López se ha convertido en un hecho político y en una causa símbolo de los derechos humanos.