Un testigo aseguró ayer que Pablo García Aliverti no detuvo su marcha tras embestir al vigilador en la Panamericana y se alejó a 130 kilómetros por hora, mientras que la empleada del peaje afirmó que el periodista avisó que traía un atropellado y desmintió que haya bromeado sobre el hecho.
Fuentes judiciales informaron que así lo declararon ante la fiscal de Pilar María Inés Domínguez, los dos testigos clave que tiene el expediente: un automovilista que circulaba por la autopista y vio los momentos posteriores al accidente y la cajera que recibió a García (30) en el peaje con el cadáver del vigilador Reinaldo Rodas (53) a su lado.
El testigo presencial es un policía retirado identificado como Leonardo Eidelman, quien el domingo fue a buscar a su hija a un boliche de Pilar y minutos después de las 6 circulaba por Panamericana cuando le llamó la atención una polvareda sobre la banquina.
Los abogados Alberto Domínguez y Adrián Sabaris, quienes ayer se presentaron en la fiscalía como representantes de la familia de la víctima, anunciaron que a raíz de que García estaba alcoholizado, que no paró para asistir a la víctima y que se alejó a 130 kilómetros por hora, analizan la posibilidad de pedir un cambio de calificación más comprometido que el ‘homicidio culposo‘ por el que está imputado. ‘Cambiar a un hecho doloso, es decir un homicidio simple con dolo eventual, es una posibilidad que nosotros barajamos‘, dijo Domínguez en la puerta de las fiscalías de Pilar.
Para el letrado, el testigo presencial ‘pudo corroborar que la víctima fue embestida y que (el hijo del periodista Eduardo Aliverti) nunca bajo a auxiliarla ni a manipular el cuerpo‘. ‘Así como pegó Rodas contra el parabrisas, entró por el parabrisas como un misil, quedó con la cabeza baja, todo su cuerpo destrozado, las piernas quedaron contra el techo del vehículo y esta persona continuó a una velocidad de más de 130 kilómetros‘, señaló Domínguez.
En tanto, la fiscal de Pilar a cargo de la investigación del accidente le inició una causa penal a cuatro peritos y un médico de la Policía Científica bonaerense que no concurrieron a trabajar al peaje donde arribó la víctima.
