Luego de haber estado a las puertas de un acuerdo para sentenciar el destino de los jueces Leopoldo Bruglia, Pablo Bertuzzi y Germán Castelli -desplazados por el kirchnerismo-, los ministros de la Corte Suprema rompieron los puentes y en medio de reproches mutuos se retiraron ayer del palacio sin siquiera reunirse. Ahora cada cual redactará su voto a solas, y sólo entonces tratarán de coser esos retazos para sacar una sentencia.

Ayer todo era confusión alrededor del máximo tribunal. Incluso algunos ministros ignoraban qué estaba sucediendo con los otros. Todo había comenzado cuando el domingo trascendió a través del diario Clarín un posible plan para satisfacer al gobierno con una jugada controvertida: devolver a los jueces corridos a los escritorios de los que habían sido echados -Bruglia y Bertuzzi en la Cámara Federal porteña y Castelli en el TOF 7- pero de un modo transitorio, hasta que el Consejo de la Magistratura organice los concursos y conforme las ternas para que el presidente elija entre ellas a los candidatos definitivos y luego el Senado los apruebe.

Luego del fallido intento del martes para cerrar un acuerdo que parecía inminente, la conexión entre ellos quedó con los cables pelados, tal como quedó expuesto ayer. Las diferencias ya no son jurídicas y ni siquiera políticas, sino personales: entre varios de los ministros campea la desconfianza; se recriminan filtraciones, traiciones y operaciones en los medios, que las supuestas víctimas a su vez replican en espejo.

Los ministros pasarán "un fin de semana de introspección", según sus colaboradores. Una vuelta a fojas cero. Tal como advirtió Clarín, citando a un secretario del máximo tribunal cuando todo parecía definido: "hasta que el pollo no sale de horno, es una gallina cacareando en el corral".

La oposición ve en el traslado de los camaristas que investigaron a Cristina Kirchner (Bruglia y Bertuzzi) o que deben juzgarla (Castelli) una venganza o un intento de sacar a un juez que sospechan adverso.

Y el oficialismo ve en el asunto deshacer lo que Cambiemos hizo con los traslados, aunque se pase por alto que el kirchnerismo protagonizó otros traslados de jueces en similares condiciones en el pasado.

Bruglia, Bertuzzi y Castelli fueron desplazados por el Gobierno que utilizó su poder institucional en el Consejo de la Magistratura y el Senado. Estos magistrados investigaron o van a investigar a Cristina Fernández de Kirchner, y la Vicepresidente no perdonó su actuación en la justicia federal. Conclusión: Bruglia, Bertuzzi y Castelli ya no tienen sus cargos y recurrieron a la Corte para que se haga justicia.