“Están todos los módulos tomados. Acá está todo mal. Están reprimiendo. Si no bajan organismos de control, acá va a ser una masacre”.

El mensaje de voz sale de un pabellón del Módulo 2 de Devoto, a las 11.44 AM. De fondo suenan gritos. “Saqué el celular para darle tranquilidad a mi familia. Más tarde hablamos”, dice el interno en el segundo mensaje.

Según pudo reconstruir Clarín a partir de comunicaciones con detenidos, hubo una gota que rebalsó el vaso. Al parecer, este jueves el Servicio Penitenciario Federal (SPF) sacó de traslado a cuatro presos que se sentían mal. Estaban aislados y con síntomas, según ellos, de COVID-19. Esos presos nunca regresaron.

Eso, para la población penal, fue sinónimo de que los casos dieron positivos, y quedaron internados en el hospital Vélez Sarsfield. Eso enloqueció a los presos. En especial a los alojados en los pabellones donde vivían los supuestos infectados, de los que no volvieron a tener noticias. Creen que ellos mismos pueden estar contagiados.

Anoche se difundieron videos de protestas similares a las que venían haciendo hace semanas: prendieron fuego colchones y frazadas y realizaron batucadas con los tachos de basura.

Pero esta mañana los internos del Módulo 1, donde vivía uno de los cuatro presos supuestamente infectados, lograron reducir a un par de penitenciarios y salieron a las escaleras: hicieron lo mismo con los guardias que custodiaban los otros tres pabellones.

“El pabellón 4 es de extranjeros. El 2 y 3 son argentinos, conflictivos. El 1 es de conducta”, dice un abogado que conoce el Módulo 1 por dentro.

Los internos del Módulo 2 decidieron seguir los pasos del 1. Así, llegaron al techo del sector. Mientras escuchaban las detonaciones, los detenidos de los otro cuatro módulos hacían lo mismo.

Clarín habló con referentes de la Unidad de Devoto el 23 de marzo. Ese día aseguraron haber presentado un hábeas corpus para que los abastezcan de artículos de limpieza. “El personal no tiene barbijos ni guantes”.

Este miércoles, el SPF informó que un agente que cumplía funciones en el penal dio positivo de COVID-19 y que la situación requirió, además, del aislamiento de otos seis penitenciarios que compartieron turno con el hombre infectado.

Además, como informó Clarín en su momento, el 28 de marzo un empleado penitenciario presentó una denuncia ante el Ministerio Público Fiscal y allí marcaba que eran 15 los trabajadores de la salud "sospechosos" de haber contraído el virus que estaban bajo observación y que cuatro de ellos ya habían dado "positivo" al test.

La cárcel de Devoto, inaugurada en 1927, es el único establecimiento penitenciario que perdura en la ciudad de Buenos Aires, aunque las autoridades planean trasladar a los casi 2.000 detenidos al penal que se está construyendo en Marcos Paz.

Clarín