El cura Brochero, quien evangelizó a lomo de mula las sierras cordobesas e hizo propias las necesidades de los sectores más pobres de la región, fue proclamado ayer beato en Córdoba por el cardenal Angelo Amato, enviado especial del papa Francisco.
Bajo un cielo encapotado, amenazante de lluvia, un frío intenso que calaba los huesos, una multitud estoica, cargada de fe, acompañó la consagración de Brochero, que se convirtió en el primer cura argentino en ser beato.
‘Concedemos que el venerable siervo José Gabriel del Rosario Brochero, sacerdote diocesano, pastor según el corazón de Cristo, fiel ministro del evangelio, testigo del amor de Cristo a los pobres, sea llamado beato de ahora en adelante‘, leyó el purpurado el decreto firmado por pontífice.
A las 10.27 una gigantografía con la imagen del cura gaucho fue desplegada en el altar, en medio de vítores y aplausos de una multitud reunida en el predio ubicado en el Cerro de la Cruz, del poblado de Traslasierra.
En ese marco, el presidente de la Conferencia Episcopal Argentina, monseñor José María Arancedo, leyó una carta en la que el Papa destacó la figura del flamante beato como ‘pastor con olor a ovejas‘ y aseguró que Brochero fue un ‘pionero‘ de la evangelización al llevar el mensaje de Cristo a las ‘periferias existenciales‘ y al hacerse ‘pobre entre los pobres‘.
Al terminar el ritual de beatificación, Nicolás Flores, el niño del ‘milagro‘, acercó al altar las reliquias del beato junto con sus padres, un sacerdote del lugar y una religiosa, y el obispo de Cruz del Eje, monseñor Santiago Olivera, agradeció al Papa por este momento ‘histórico‘ para la Iglesia argentina.
Previamente, el arzobispo de Córdoba, monseñor Carlos Ñáñez, solicitó al enviado papal la inscripción del cura Brochero en el libro de los beatos, mientras Silvia Correarle, postuladora de la causa, hizo una semblanza de su vida y el sacerdote jesuita Julio Merediz reseñó su ‘espiritualidad sacerdotal‘. En la homilía, el cardenal Amato dio una dimensión superior a la figura de Brochero al compararlo con el Santo Cura de Ars, quien es patrono de los párrocos del mundo.
Las autoridades municipales estimaron que unas 200.000 personas llegaron hasta Villa Cura Brochero para participar de la ceremonia religiosa, entre unos 60 obispos y 1.200 sacerdotes. La fiesta en honor de Brochero terminó con una procesión de cientos de gauchos a caballo.
El sacerdote tuvo un fuerte protagonismo social, al realizar gestiones ante las autoridades que hicieron posible la apertura de caminos, acequias, diques, una estafeta postal y un telégrafo. Enfermó de lepra por compartir el mate junto a pacientes con esta enfermedad, quedó sordo y ciego, para finalmente morir en 1914. (DyN)

