La noticia del hallazgo de casi 40 animales muertos por envenenamiento que hizo un grupo de andinistas mientras practicaba trekking en la zona de Los Molles (Malargüe), al sur de Mendoza, causó conmoción. Como consecuencia, distintas áreas del Gobierno y la Justicia intervinieron y dieron con la causa de los decesos.

Los 34 cóndores, el puma, corderos y la oveja murieron por una práctica tan común como peligrosa entre los puesteros andinos de la vecina provincia. Cuando un depredador -puma o zorro- mata a uno de sus animales, los criadores envenenan los restos del cadáver que estas especies dejan apartadas para continuar comiéndose los días siguientes.

De esta manera, cuando los carnívoros regresan y continúan saciando su hambre, ingieren el veneno con que fue rociada su presa, y mueren.

“Generalmente estas personas utilizan carbofurán, que es un agrotóxico”, comentó el jefe del departamento de Fauna de la Secretaría de Ambiente de Mendoza, Adrián Gorrindo, al diario Los Andes.

Y agregó: “Es una práctica que se usa mucho. Pero pone en riesgo también a las especies carroñeras, que se alimentan con los restos que dejan los depredadores. Y aquí entra en escena el cóndor. A eso se suma el mito urbano que sostiene que los propios cóndores cazan a las crías del ganado. Eso no ocurre, jamás podrían hacerlo”.

Incluso, el especialista resaltó que la mencionada práctica pone en riesgo además a otras especies y al propio ser humano con la contaminación del suelo y del agua de la zona. “Imaginemos que uno de los andinistas hubiese decidido llevarse la pluma de uno de los cóndores, y entraba en contacto con el veneno”, ejemplificó Gorrindo.

Las especies muertas estaban amontonadas en tres grupos distintos y “achicharradas”. “Estaban chamuscados, como si alguien los hubiese empezado a quemar, aunque no hubiesen terminado de hacerlo”, destacó el jefe del departamento de Fauna de la Secretaría de Ambiente de Mendoza, Adrián Gorrindo.

Los participantes del operativo que realizaron la investigación radicaron la denuncia en la dependencia fiscal de Malargüe, y ahora la intención es confirmar esta hipótesis (ya tienen los estudios que se realizaron sobre los cuerpos). Incluso, la hipótesis es que los propios criadores de ganado habían apilado a los animales en el lugar y habían comenzado a quemar a los cadáveres para borrar la evidencia.

*Con información de Los Andes