En Santa Cruz, la inmensa provincia patagónica argentina que es cuna del kirchnerismo y el ‘lugar en el mundo‘ de la presidenta, Cristina Fernández, se juega el futuro del apellido Kirchner en la política nacional en las elecciones.
En un contexto de conflicto social y político en la provincia, Alicia Kirchner, hermana del expresidente Néstor Kirchner y actual ministra de Desarrollo Social, aspira a gobernar Santa Cruz, mientras Máximo, hijo del fallecido exmandatario y de Cristina Fernández, encabeza la lista a diputados.
Con apenas 221.000 votantes, Santa Cruz tiene un peso marginal en el padrón de Argentina (0,7%), pero una derrota en la provincia que alumbró al kirchnerismo -que elige gobernador coincidiendo con las elecciones generales- tendría un alto impacto simbólico para el futuro del movimiento político.
Es además en Santa Cruz donde los Kirchner tienen el grueso de sus negocios y enfrentan una investigación por presuntos delitos administrativos.
Pero, incluso con el peso de su apellido en la provincia, los Kirchner no lo tendrán fácil para acceder al gobierno en medio de la división del peronismo por el enfrentamiento de Fernández con el actual gobernador, Daniel Peralta, antiguo aliado y hoy uno de sus adversarios políticos.
Lejana, despoblada, inmensa, Santa Cruz cobró relevancia en 2003, cuando Néstor Kirchner, su gobernador durante once años y medio, llegó a la Presidencia argentina.
Desde la Casa Rosada, Kirchner benefició a su provincia, de apenas 320.000 habitantes, con millonarias obras públicas y el incentivo de actividades como hidrocarburos y turismo, dos de sus principales fuentes de ingresos.
Pero la situación económica y social en la provincia -donde el 48% de la población es empleado público- se deterioró a partir de 2011 debido al distanciamiento de la presidenta con Peralta, en el gobierno local desde diciembre de 2007.
La crisis impactó con fuerza en la capital, Río Gallegos. En julio pasado, el intendente K, Raúl Cantín, dimitió tras 119 días de huelga de los funcionarios municipales que sumió la ciudad en el caos. En este contexto, el kirchnerismo apuesta fuerte en una convocatoria con final abierto.
Alicia Kirchner tuvo que conformarse con el segundo puesto (23,9%) en las primarias de agosto frente al radical Eduardo Costa, que acaparó el 44,45% de los votos. Tercero, con 21,4%, quedó Peralta, que busca un tercer mandato en una de las tres provincias argentinas que permite la reelección indefinida.
La encarnizada interna entre Peralta y el kirchnerismo no ha minado, sin embargo, una estrategia común para evitar que Costa gane la Gobernación, en manos del peronismo desde el retorno de la democracia, en 1983.

