Ada Rizzardo, madre de María Soledad Morales, aseguró ayer al cumplirse 25 años del crimen de su hija, que marcó un hito en Catamarca, que pese al tiempo transcurrido ‘las heridas siguen‘. ‘A nosotros nos humillaron‘, recordó la mujer, quien pudo quebrar el encubrimiento político y judicial del caso con el apoyo de los pobladores de Catamarca que participaron de decenas de marchas de silencio en reclamo de justicia.
El 7 de septiembre de 1990, la adolescente María Soledad Morales salía de su casa rumbo a una discoteca para participar de un baile donde juntaban dinero para pagarse un viaje a Bariloche, pero esa fue la última vez que la vieron con vida. La estudiante apareció muerta el 10 en el Parque Daza. Había sido llevada por su amigo Luis Tula desde el boliche a otro, donde la entregó a un grupo que realizó una orgía donde fue violada y le hicieron consumir cocaína hasta provocarle una sobredosis que la mató. En el lugar se encontraba Luis Luque, hijo de una familia adinerada y del entonces diputado nacional por el PJ Angel Luque, lo que generó una cadena de encubrimiento. Las movilizaciones que encabezó la familia de la joven junto a la directora del colegio católico en el que estudiaba, la monja Marta Pelloni, pusieron el foco en Catamarca al punto que el Gobierno nacional impulsó la intervención de la provincia. Años después de que la Justicia condenara a Tula y Luque, Ada señaló en declaraciones radiales que ‘dicen que a medida que pasa el tiempo las heridas van cerrando pero a nosotros no‘. DyN

