En las últimas horas bajó severamente el optimismo que reinaba la semana pasada en el Gobierno sobre la posibilidad de presentar el proyecto de acuerdo con el FMI en el Congreso antes del viernes. En la Casa Rosada dijeron que probablemente no lleguen a elevar la iniciativa sobre el endeudamiento con el anexo con los detalles del pacto esta semana. El ministro de Economía, Martín Guzmán, aún no pudo cerrar con el staff del organismo y no creen que lo logre en los próximos días. En cambio, ahora aspiran a elevarlo al Poder Legislativo la semana que viene, es decir, después de la apertura de sesiones ordinarias que tiene fecha el próximo martes.

“No creemos que vayamos a poder hacerlo esta semana. Y después ya viene el fin de semana largo, el Congreso estará cerrado. Lo más probable es que sea la próxima”, dijo una alta fuente del gobierno nacional en la tarde de este miércoles, poco más de 48 horas antes de que se cumpla el plazo que se había autoimpuesto el Ejecutivo para cerrar el capítulo de giro a Diputados del acuerdo que ocupa el centro exclusivo de la agenda de Alberto Fernández.

La baja de expectativas da por tierra con las aspiraciones del Presidente de llegar con el acuerdo ya en trámite en el Congreso antes de su discurso inaugural, el 1ro de marzo. El primer mandatario quería dar ese día una señal de fortaleza al interior del Frente de Todos, donde crecen hace meses los cuestionamientos desde el ala kirchnerista.

El principal escollo de los últimos días no es otro que el modo de bajar el déficit fiscal. Se trata de la discusión más espinosa que mantienen Guzmán y su equipo con los técnicos del Fondo. “La mayor parte está cerrada. El problema es el sendero fiscal. El número final al que hay que llegar está acordado. El problema es el modo”, dijo un funcionario, y agregó que “no hay ninguna posibilidad” de que se cierre en un 60 por ciento de aumento de tarifas. “Es imposible”, aseguraron.

Hasta ahora la administración nacional aspiraba a negociar en un 20 por ciento. Pero ese número no cierra en el las filas del organismo internacional, que espera un esfuerzo porcentual superior, aunque no está claro de qué envergadura. El argumento en Economía es que con el nivel de crecimiento que esperan para los próximos años, no sería necesario disminuir “excesivamente” los subsidios ni aplicar aumentos elevados en los servicios. “Hay muchos factores que inciden en los gastos públicos, está el transporte, la tarifa social, la segmentación. No todo es blanco y negro”, resumen la postura ante el Fondo en Balcarce 50.

El primer mandatario tiene apuro porque quiere llegar con el primer paso del tratamiento legislativo cerrado a la Asamblea Legislativa, que se realiza el próximo martes, donde buscará mostrar fortaleza en un contexto de fuertes internas. Pero además del peso político de la ceremonia del 1ro de marzo, está compelido a cerrar lo ante posible porque se acerca el vencimiento del 22 de marzo, cuando el Gobierno debería hacer frente a un pago de 2800 millones de dólares que no puede afrontar con las reservas actuales del Banco Central.

De todas formas, en la Casa Rosada aseguran que esa fecha ya no es “tan determinante”. Argumentan que una vez firmado el principio de entendimiento que anunció el Presidente en los primeros días de febrero, el país no se vería obligado a entrar en default dentro de 29 días en caso de no pagar.

El Gobierno intenta avanzar con las negociaciones en medio de presiones internas. Sin ir más lejos, en las primeras horas de esta tarde el líder de La Cámpora, Máximo Kirchner, que renunció a la jefatura de la bancada oficialista hace tres semanas con una fuerte protesta contra el pacto con el Fondo, se presentó en un acto en Chubut con otro funcionario que, aunque en circunstancias distintas, el año pasado intentó dejar el Gobierno: el ministro del Interior, también parte de la organización camporista, Eduardo Wado de Pedro. El acto, donde Kirchner se mantuvo en silencio pero se paró en el escenario, se realizó sin avisar previamente al Presidente, que para la misma hora tenía previsto encabezar un acto en Ciudad Universitaria. De hecho, el evento en Comodoro Rivadavia ni siquiera figuraba en la agenda oficial para la jornada que transmitió la Presidencia anoche.

Con fuertes dudas sobre la posibilidad de que el acuerdo se apruebe en los tiempos previstos, el Presidente se mantiene en diálogo permanente con el ministro de Economía, Martín Guzmán, tanto por teléfono como de forma presencial, en la Casa Rosada o en Olivos. Mientras tanto, crece la preocupación en el Gobierno sobre los plazos para cerrar un acuerdo que es vital en la agenda de Alberto Fernández de cara a la segunda etapa de su mandato, cuando planea sentar las bases para su reelección en 2023.