El proyecto de ley de legalización del aborto pone trabas al ejercicio del derecho humano a la objeción de conciencia. Los médicos, enfermeros y trabajadores de la salud compartimos un interés común: curar, cuidar y salvar vidas, y muchos de nosotros no promoveremos jamás la realización de abortos. Si un profesional piensa que una decisión determinada implica la supresión de una vida tiene total derecho a abstenerse por completo de participar.

El proyecto que se discute, además, no nos presiona sólo a nosotros, sino que ejerce presión sobre los establecimientos sanitarios para que practique la realización de la interrupción voluntaria del embarazo. Al mismo tiempo, prohíbe toda objeción basada en el ideario fundacional de las instituciones y su incumplimiento podría derivar en condenas de cárcel para directivos y establecer el cierre o la clausura temporal o definitiva del establecimiento de salud.

Son miles los argentinos que recurren a nosotros y a las instituciones de salud en las que trabajamos para confiarnos lo más sagrado que tienen: sus personas y sus familias. No queremos ni debemos ser coartados por esta ley.

Hablemos con claridad. Una ley, entre otras cosas, debe llevar soluciones a la gente. ¿El aborto es una solución a los dos problemas que padecen las mujeres y su entorno: la mortalidad materna y el embarazo no deseado?.

Hay quienes dicen que su legalización reduciría la mortalidad materna y, otros agregan que la muerte por aborto es la principal causa de muerte materna. Basta de mentiras. El aborto es la tercera causa de mortalidad materna en Argentina, no la primera, y eso lo han dejado en claro las cifras aportadas por el Ministerio de Salud de la Nación de 2016 (no hay datos del 2017): 43 muertes maternas por embarazos terminados en aborto. De esas 43 muertes, 12 se produjeron por abortos espontáneos por lo que la cifra de muertes maternas por aborto provocado es de 31 muertes maternas y no de 43.

Al comparar los datos con las otras causas de muerte materna vemos que las muertes por sepsis y otras infecciones y complicaciones del puerperio ascienden a 41, y que las muertes por trastornos hipertensivos son 34, por lo que las 31 muertes maternas por aborto provocado ocupan el tercer lugar como causa de muerte materna.

Por otro lado, según la Dirección de Estadísticas de Información de Salud del Ministerio de Salud de la Nación, la tasa de mortalidad materna está disminuyendo en los últimos años en la Argentina, y la tasa de mortalidad por aborto ha disminuido de manera más acelerada sin que el aborto esté legalizado plenamente en el país, lo mismo que ha sucedido en Chile y Uruguay.

Una propuesta para solucionar este problema sería mejorar el sistema de adopción.


El otro planteo es que para eliminar el embarazo no deseado sería necesario legalizar el aborto. Según el Ministerio de Desarrollo Social de la Nación, en la Argentina nacen 700 mil chicos por año, 110 mil son de madres de menos de 19 años y, de esas, el 68% son no deseados, unos 75.000.

De esos 75.000 embarazos, unos 3.000 son de menores de 15 años y las causas son mayormente abusos no denunciados. Ahora bien, ¿se soluciona de raíz un embarazo no deseado a través del aborto?. No. El aborto actúa sobre algo que ya existe, es decir, un embarazo. En muchos casos, el aborto sólo servirá para encubrir los abusos cometidos dentro del círculo afectivo de la joven, y permitirá que estas situaciones de maltrato se consoliden en el tiempo.

Hay dos maneras de combatir un embarazo no deseado: uno, impedir que la mujer quede embarazada; dos, si el embarazo comenzó a desarrollarse, tratar de revertir la situación de crisis que vive la mujer, o bien buscar una alternativa para que la misma no ejerza una maternidad no deseada.

Entonces, ¿el aborto es una solución? No. No disminuye los embarazos no deseados y somete a la mujer a una situación traumática que no quisiera vivir. Estos problemas requieren de soluciones integrales, que respondan a necesidades de salud, educación, familia y derecho entre otras disciplinas, abarcando toda la realidad compleja que vive la mujer y su entorno. Cinco propuestas a estos problemas deberían ser: educación integral, contención de la mujer y su contexto traumático, protección del embarazo y del parto seguro, apoyo a la mujer embarazada en un contexto vulnerable y mejorar el sistema de adopción. Télam