Arropada por los cánticos y demostraciones de amor eterno que le manifestó a toda voz un nutrido grupo de militantes kirchneristas, la expresidenta Cristina Fernández volvió ayer a la Ciudad de Buenos Aires para presentarse mañana ante la Justicia que la indagará en la causa por irregularidades en la venta de dólares a futuro.

Cristina arribó al Aeroparque Jorge Newbery alrededor de las 21.50 en el vuelo 1893 de Aerolíneas Argentinas procedente de la ciudad santacruceña de El Calafate, de cara a la primera citación judicial desde que dejó la Presidencia en diciembre de 2015.

Esta también fue la primera aparición pública masiva de la exmandataria desde que dejó el poder luego de ocho años de Gobierno.

La cita con el juez Claudio Banadio prevista para este miércoles 13 de abril está rodeada de una fuerte expectativa ya que la dirigencia kirchnerista, las agrupaciones lideradas por La Cámpora, gremios, legisladores, intendentes bonaerenses, entre otros, pusieron toda la carne al asador para acompañar a Cristina a los tribunales federales de Comodoro Py.

La movida K, que incluye una fuerte convocatoria en la redes sociales, espera juntar unas 50 mil almas, algo que preocupa al Gobierno del presidente Mauricio Macri ante el temor de que pueda producirse algún tipo de desmán y la movilización se desmadre.

La exmandataria viajó sola en categoría turista y hasta se sacó una selfie con un turista francés que volvía de la Patagonia y su salida de su casa en El Calafate también estuvo acompañada de una multitud entusiasta, aunque un tanto violenta: Atacaron a la guardia periodística que intentaba tomar imágenes de la salida de CFK.

A su llegada a Buenos Aires, la expresidenta, acusada en al menos dos causas judiciales que producen cólera entre sus seguidores, saludó efusivamente a los presentes en las afueras de la terminal aérea.

Una grabación realizada en su celular, presuntamente por un pasajero que viajó en el mismo vuelo que Cristina, mostró a la expresidenta vestida de blanco y abrigada con un chal al tono, pintándose los labios en el avión, momentos antes de descender.

Abajo la aguardaban cientos de militantes con banderas de La Cámpora, Unidos y organizados y otras organizaciones kirchneristas y de izquierda, y el cántico más escuchado fue el ya clásico ‘Vamos a volver‘, que se hizo repetido desde que Fernández de Kirchner abandonó el poder el pasado 9 de diciembre.

Al salir de la estación aérea, la exmandataria se acercó a sus simpatizantes con una amplia sonrisa y saludó a varios de ellos. Antes de subir al vehículo, un Chevrolet blanco, Cristina se paró sobre uno de los estribos y volvió a saludar con su mano a los militantes. Sin hacer declaraciones a periodistas, Fernández, junto a su hijo, Máximo Kirchner, fue escoltada hasta su departamento en el barrio de Recoleta, en Juncal y Uruguay, donde la esperaba su hija Florencia Kirchner y un grupo de militantes para darle la bienvenida.

La llegada a su domicilio particular se produjo a las 22.40 en medio de una multitud que coreaba consignas alusivas a la liturgia kirchnerista, mientras sonaban bombos y se agitaban banderas del Peronismo Militante.

Algunos lucían remeras con la leyenda ‘Si la citan a ella nos citan a todos‘. Según consignaba anoche la prensa nacional, el aguante a Cristina sumó a unas 5 mil personas.