Doce sacerdotes que esperan ser citados a declarar por la Justicia de Entre Ríos pueden comprometer más la situación del polémico padre Justo, que mantiene asombrados a los fieles tras conocerse que el religioso fue acusado por abuso de menores.
El escándalo comenzó tras denuncias sobre abusos cometidos entre 1984 y 1992 por el exprefecto del Seminario Menor de Paraná (capital entrerriana), Justo José Ilarraz, en perjuicio de unos 50 seminaristas de entre 12 y 14 años.
Según declaraciones de un exseminarista denunciante, el cura Ilarraz (60 años) abusaba sexualmente de los chicos que tenía a su cargo en el seminario, y que provenían en su mayoría de poblaciones rurales. Según lo divulgado, el sacerdote abusaba de los adolescentes “entre las cuatro paredes de su habitación privada del seminario o en el baño”. Tales abusos de los que se acusa al padre Justo (como le llaman los fieles) fueron dados a conocer el 13 de septiembre por el semanario entrerriano Análisis de Actualidad.
Por estos días, se espera que 12 sacerdotes sean citados a declarar por el juez de Instrucción número 3, Alejandro Grippo, que lleva adelante la causa contra Ilarraz. El magistrado recibió un pedido del fiscal Rafael Cotorruelo para que cite a declarar a los sacerdotes, algunos de los cuales eran seminaristas cuando habrían ocurrido los abusos en ese colegio, donde los niños estaban pupilos. El seminario donde habrían ocurrido los abusos es un colegio secundario al que concurren chicos que, luego, pueden optar por la carrera religiosa en el Seminario Mayor.
Según lo informado por Análisis de Actualidad, en la época en que se cometieron los abusos “no se tenía que enterar nadie (de las presuntas violaciones). Si alguien traicionaba ese pacto perverso de confidencialidad la iba a pasar mal” porque “iban a empezar las represalias y se acababan los privilegios: los caramelos, los chocolatines, la buena comida, la TV o las películas en video”. Los chicos eran presionados para pasar la noche en la habitación del religioso, quien por la mañana los “devolvía” a sus rutinas habituales.
Pero según el exseminarista denunciante, los abusos se producían también en los campamentos que se hacían en zonas cercanas al establecimiento o bien en Córdoba, adonde iban para pasar días en el Hogar Preventorio de las Hermanas de San Camilo de Lellis.
Ilarraz, narró el hombre, obligaba a los chicos a “anotar los pecados” en una libretita que debían mostrarle semanalmente. Tras esa revisión, el cura premiaba o castigaba; el estímulo mayor era partir con él rumbo a Europa.
Otro ex seminarista, el primer testigo que declaró a la Justicia, mencionó que el cura, bañó y se acostó junto a algunos de los adolescentes que tuvo a su cargo. Además reveló que con otros mantuvo sexo oral.
Desde 1995, Ilaraz se viene desempeñando como cura de la parroquia del Sagrado Corazón de Jesús, en la ciudad de tucumana de Monteros (53 kilómetros al Sur de la capital provincial). Según la prensa local, Ilaraz sigue dando misa en Tucumán. Creen que el religioso abusó de 50 seminaristas, según la investigación que el procurador general de Entre Ríos, Jorge Amílcar García, inició de oficio recientemente.
Los fiscales pretenden que Ilarraz sea imputado de los delitos de Promoción de la Corrupción de Menores Agravado por ser el encargado de la Educación del menor y guarda.
Fuente: Télam y Página 12
