La llegada de un año nuevo es aprovechada por cientos de personas para plantearse el desafío de dejar de fumar ya sea porque están preocupadas por su salud, porque le genera mucho gasto o incluso por la necesidad de no sentirse excluidas de muchos espacios públicos que ya son libres de humo.
Para quienes están pensando en dejar de fumar, los especialistas brindan algunas recomendaciones como escribir una lista de razones; fijar una fecha; firmar un compromiso con la familia y amigos y hacer un listado de conocidos que no fuman.
También sugieren llevar un registro de cada cigarrillo anotando la circunstancia, la hora y el grado de necesidad; sujetar el registro alrededor del paquete de cigarrillos con una bandita elástica, eliminar el cigarrillo menos deseado, retrasar el primero del día y fumar sólo en ciertas horas o lugares.
Mientras que para quienes ya tomaron la decisión, algunos de los consejos son: eliminar cigarrillos, ceniceros y encendedores de la casa y del auto; evitar el consumo de café y alcohol (que alterna la actividad física y mental), como de comidas copiosas y sobremesas extensas, y en su lugar, tomar té de hierbas; pasar los primeros días de cesación en lugares que sean libres de humo; premiarse con un regalo el primer día; tomar abundante líquido, y tener a mano banditas elásticas, clips o cuerpos sólidos para manipular cuando aparezcan las ganas de fumar.
Los beneficios de dejar de fumar se observan inmediatamente, ya que a los 20 minutos, la presión arterial, la frecuencia cardíaca y la temperatura de las extremidades se normalizan. A las 8 horas la respiración es más profunda y mejora la oxigenación pulmonar, mientras que a las 12, aumentan los niveles de oxigenación de la sangre y se normalizan los niveles de monóxido de carbono y a las 24, mejora la circulación venosa.
A las 48 horas, se normalizan los sentidos del gusto y del olfato y a los tres días sucede lo mismo con la función respiratoria y se depura casi la totalidad de la nicotina del organismo.
Los especialistas indican que entre las dos semanas y los tres meses, disminuye el riesgo de sufrir un infarto de miocardio y mejora la función pulmonar y luego de los 30 días aumentan la capacidad física y la energía corporal.
A los seis meses, se reducen los catarros, los resfríos y las molestias que puede haber en las vías respiratorias y, finalmente, al año, disminuyen las probabilidades de padecer accidentes cerebrovasculares e infartos.
Desde el Programa Nacional de Control del Tabaco (PNCT), explican que ‘las personas que probablemente tengan éxito al intentar dejar el cigarrillo sin ayuda son aquellas en las cuales estos mecanismos son débiles. Por ejemplo, los más jóvenes, o los que fuman menos de diez cigarrillos por día‘. En tanto, agregan que ‘las personas que fuman apenas se levantan de dormir o las que consumen más de 20 cigarrillos por día, probablemente sufran muchos síntomas de abstinencia al dejar, con lo cual las recaídas se vuelven más probables y son las que suelen necesitar algún tipo de ayuda‘.
