La escuela cumple un rol fundamental en el desarrollo emocional, social e intelectual de los niños y niñas. Es un espacio de enseñanza, socialización y encuentro con lo común, con la memoria histórica, con la lectura y la escritura, con el razonamiento científico. Es un espacio para recorrer senderos artísticos, desarrollarse en la educación física, aprender nuevas tecnologías e idiomas.
La mayoría de los niños y adolescentes transcurren un tiempo parcial en la escuela y el otro restante en sus hogares, donde, en muchos casos, hay poca motivación para generar un clima educativo y escasas oportunidades de formación. Además, hoy en día se reconoce una tendencia creciente a que los chicos transcurran parte significativa de las horas del día dentro del hogar como consecuencia del consumo de tecnologías, sumado a otros condicionantes como la percepción de inseguridad en las grandes ciudades y el empobrecimiento de muchos espacios públicos que no se encuentran aptos para el juego recreativo, el ejercicio del deporte y la actividad física en la infancia.
De allí que, en parte como consecuencia de estos factores, más de un 60% de niños y niñas de entre 5 y 12 años no suelen realizar actividades deportivas o actividad física en espacios extra escolares; más del 80% no suele realizar actividades artísticas; el 45% no suele salir a jugar al aire libre 3 o más veces por semana y el 60% suele utilizar o estar expuesto a pantallas por un tiempo promedio de 4 o más horas diarias.
En este marco, nos preguntamos por el tiempo escolar y no escolar. ¿En qué medida la jornada escolar reducida abre la posibilidad de uso del tiempo no escolar en otras actividades formativas y de socialización? La escuela no solamente cumple el rol de brindar conocimientos y preparar a los jóvenes para favorecer su inserción laboral, sino que también desempeña un papel fundamental en el desarrollo de la sociabilidad, donde el individuo logra establecer lazos afectivos por fuera de su círculo primario, es decir, que la escuela busca un desarrollo integral del sujeto.
En tal sentido, parece significativo que entre los desafíos pendientes en el campo de la política educativa se encuentra la implementación de la jornada extendida. Específicamente, en la Ley de Financiamiento Educativo N° 26.075 y en la Ley de Educación Nacional N° 26.206, se establecen una serie de objetivos orientados a garantizar la calidad educativa: extender la educación de doble jornada en las escuelas primarias, incorporar la enseñanza de un idioma extranjero y nuevas tecnologías, entre otros recursos y áreas de formación integral.
Las razones que orientan esta meta en torno a la expansión de la doble jornada se vinculan con las oportunidades que suponen para la infancia y adolescencia permanecer más tiempo en un espacio donde puedan participar de talleres y actividades artísticas, científicas, deportivas, recreativas y otras relevantes para su desarrollo humano y social. Sin duda, la construcción de sistemas de protección social a gran escala y con servicios de calidad es una excelente estrategia de compensación de las desigualdades socioeconómicas estructurales.
El espacio educativo, a través de la implementación de la jornada extendida, podría cumplir un rol importante en términos de garantizar el derecho de los chicos/as al juego recreativo, al deporte, al desarrollo de actividades artísticas, entre otras. Continuar avanzando sobre la inclusión educativa en los niños y adolescentes es prioritario, y ampliar la jornada escolar con propuestas pedagógicas innovadoras, de calidad y que consideren las particularidades regionales y locales, es un recurso estratégico para enriquecer los procesos de socialización de muchas infancias y adolescentes.
Fuente:portal Aldeas Infantiles
