Buenos Aires, 4 de enero.- Roberto Sánchez murió el año pasado a los 64 años internado en el hospital Italiano de Mendoza donde había sido sometido a un trasplante cardiopulmonar, operación obligada por el efisema pulmonar crónico que sufría el cantante a raíz de su adicción al cigarrillo y que hizo público a fines de años noventa.

Sandro fue pionero en el país del rock en castellano. Luego de haber participado en distintos concursos, comenzó con su carrera junto a Los del Fuego.

Su look a lo Elvis Presley llamó la atención de los canales, sus apariciones en Sábados Circulares de Pipo Mancera fueron fundamentales para hacer crecer su popularidad, y las discográficas. Su repertorio estaba plagado de hits de los Beatles, Jerry Lee Lewis y el propio Elvis, entre otros artistas extranjeros.

Después de unos años comenzó a virar hacia la balada romántica y ahí se inició el largo romance “con sus nenas”, mientras daba sus primeros pasos en la pantalla grande. Esa fue la época en que se convirtió en “Sandro de América” y calzando smoking entregó clásicos como “Rosa, Rosa”, “Quiero llenarme de tí”, “Porque yo te amo”, “Como lo hice yo” y “Una muchacha y una guitarra”.

Luego, a pesar de hacer cada vez menos presentaciones, el éxito siempre lo acompañó. “Sus nenas” deliraban de sólo verlo con su Robe de Chambre con el que se subía al escenario. Sus shows eran una verdadera comunión con la platea femenina que le tiraban ropa interior para expresarle su fanatismo.

En 1993 hizo 18 recitales en el Gran Rex, superó su récord cuando en 1996 realizó 27 shows y lo volvió a hacer cuando desbordó la sala de la calle Corrientes entre octubre de 1998 y febrero de 1999 cuando ofreció 37 fechas de su espectáculo “Gracias!”, convocando 120.000 espectadores.

Todo era color de rosa, hasta que el cigarrillo, ese asesino silencioso, comenzó a hacer mella en su salud. A fines de la década del 90 hizo pública su grave enfermedad y afirmó: “Esta enfermedad me la merezco, porque yo me la busqué, por ser un arrogante como todos los tipos que fuman”.

En 2002 debió someterse a un cateterismo y tres años después fue sometido a una cirugía de reducción pulmonar. El 20 de noviembre del 2009 finalmente llegó el trasplante cardiopulmonar que se realizó en el Hospital Italiano de Mendoza y que concluyó exitosamente, aunque luego se sucedieron graves inconvenientes.

La noche del 4 de enero de 2010, más precisamente a las 20.40, su cuerpo, aquel que supo soportar mil batallas, no aguantó una serie de complicaciones post operatorias y dijo basta a los 64 años. Cuando se conoció la noticia, un gran dolor recorrió todo el país que había perdido un ídolo indiscutido.