Figuras clave. Rodríguez Larreta (segundo de izquierda a derecha), el senador electo Esteban Bullrich (al centro) y María Vidal, figuras claves de Cambiemos.

Las elecciones legislativas no sólo marcaron un contundente triunfo de Cambiemos en todo el país sino que convirtieron al gobierno de Mauricio Macri en la administración no peronista con más poder político de los últimos 30 años en la Argentina.

La alianza encabezada por Macri se consolidó en trece distritos, incluidos los batacazos en La Rioja y Chaco, marcó un crecimiento de cuatro puntos respecto de las elecciones primarias y también en territorios gobernados por opositores, y dispondrá de 25 senadores y 108 diputados nacionales.

El poder político del oficialismo tendrá sus bases en el Congreso donde el presidente Macri logró una mayor presencia en Diputados y el Senado. Pero es a nivel territorial donde marca diferencias respecto de las últimas tres décadas: en la Ciudad, donde el jefe de gobierno Horacio Rodríguez Larreta tendrá mayoría propia en la Legislatura después de diez años de gestión PRO; y en la provincia de Buenos Aires, la gobernadora María Eugenia Vidal tendrá el manejo de las cámaras de diputados y senadores provinciales en un escenario de un peronismo dividido y una pérdida de dominio de Sergio Massa.

A ello se suma la gobernación de Mendoza y dos contundentes triunfos en Córdoba y en Santa Fe. Macri es la cabeza del triángulo que se completa con Vidal y Rodríguez Larreta. Bajo este escenario y ante el posible riesgo de prácticas hegemónicas dentro de la alianza gobernante, la socia y electa diputada Elisa Carrió ya había advertido que "algunos se exaltan" con las victorias.

"Creo que es el triunfo de un pueblo sobre su propia historia pero les pido humildad si hay victoria, porque no me gustan los triunfalismos y exitismo. Lo digo porque puede pasar, forma parte de la historia de los países que algunos se exalten", remarcó Carrió previo a los comicios. Tras estas legislativas, Macri concentra el mayor poderío de un gobierno de un signo político distinto al peronismo en los últimos 30 años. Sólo los primeros dos años de Raúl Alfonsín pueden contabilizarse como un periodo trascendental para una administración no justicialista en cuanto a su cuota de poder político, aunque en aquél entonces la Capital Federal no contaba en los cálculos del mapa de votación porque no era un distrito autónomo sino una mera alcaldía.

Pero en 1987 Raúl Alfonsín perdió los comicios legislativos con el Partido Justicialista (PJ) que obtuvo el 41 por ciento, mientras que la Unión Cívica Radical alcanzó el 37 por ciento, y se licuó gran parte de su poder político.

En las legislativas de 2017, Cambiemos enterró su bandera en los principales distritos como Buenos Aires, Córdoba, Santa Fe, ciudad de Buenos Aires, Mendoza y Entre Ríos, lo que le permite a Macri tener un importante sustento político de cara al 2019 donde su entorno, incluida Carrió, ya hablan de reelección.

Además, el oficialismo sumó victorias en La Rioja, Salta, Chaco, Santa Cruz, Neuquén, Corrientes y Jujuy, y marcó un histórico porcentaje en la ciudad de Buenos Aires con más del 50 por ciento y en Córdoba. Y la concentración de poder también está íntimamente ligada a la alternativa de poder. Ocurre que además de derrotar a la expresidente Cristina Fernández de Kirchner, el gobierno es testigo de un peronismo atomizado y sin líderes. Mas allá del crecimiento en el Congreso Nacional, en la Cámara de Diputados bonaerense Cambiemos contará con unos 44 diputados y Vidal quedaría a solamente 3 escaños del quórum propio; por otra parte contaría a partir del 10 de diciembre con un bloque de 28 senadores, número que supera la mayoría parlamentaria de 24 y que abre un escenario de control absoluto en la Cámara Alta provincial.

En tanto en la Ciudad, Rodríguez Larreta tendrá mayoría absoluta gracias a su interbloque de 33 de los 60 legisladores porteños, por primera vez en diez años de gobierno PRO. Con este panorama, el presidente Macri consolidó la "hegemonía" de Cambiemos, que se convirtió en la "primera fuerza a nivel nacional", logró darle un duro golpe a Cristina y al kirchnerismo en la provincia de Buenos Aires y parece haber quedado despejado -salvo errores propios- el camino hacia el horizonte del 2019. DyN