La promesa de rejuvenecer entre 20 y 30 años, además de prolongar el período de fertilidad de las alemanas quedaron recientemente al descubierto, tras publicarse la investigación de un historiador argentino.
En su libro "La fórmula de la eterna juventud (foto)", Carlos De Nápoli reunió documentos y testimonios, entre ellos el de una enigmática y bella septuagenaria danesa, con aspecto de una mujer de 40 años.
En su primera cita con De Nápoli en un departamento del barrio porteño de La Recoleta, la danesa Frieda Sorennsen contó que su infertilidad había sido remediada con el tratamiento de un médico vinculado a tropas hitlerianas -basado en aplicaciones de hormonas-.
Pero hace unos años, la mujer le confesó haber sido una especie de "conejilla de indias" en Solahuette, un spa cercano al campo de concentración nazi de Auschwitz.
Allí se practicaban experimentaciones con hormonas -extraídas en un principio de los asesinados en los campos de concentración-, que se complementaban con vitaminas, ejercicios físicos y una dieta compuesta por abundantes frutas y verduras, poca carne y jalea real.
De Nápoli, autor de varios libros sobre el nazismo, estudió varios documentos que halló en una casa de Buenos Aires donde vivió el médico nazi Joseph Mengele cuando estuvo refugiado en Argentina.
El historiador cree que no fue Mengele sino Karl Brandt, médico personal de Adolf Hitler, quien estuvo al frente de esos experimentos, cuyo secreto, afirmó, "se llevó a la tumba" tras ser enjuiciado y ahorcado en 1948.
En "La fórmula de la eterna juventud", el historiador argentino deja planteados dos inquietantes interrogantes vinculados con derivaciones de los siniestros experimentos de Adolf Hitler.
Uno de ellos surge de los documentos de Mengele, quien reconoce que el injerto en humanos de testículos de mono, como habían probado otros científicos nazis, "producía un rápido rejuvenecimiento, aunque seguido muchas veces por una enfermedad desconocida que lleva a la muerte en cuestión de meses". Los síntomas de tal enfermedad "desconocida", apuntó De Nápoli, "tienen un extraordinario parecido a los del SIDA".
El otro, aportado por Frieda Sorennsen (dueña de una gran fortuna), alude a un compuesto que hallaron los nazis para curar muchos tipos de cáncer. Ese compuesto se originaba con las inyecciones diarias de hormonas.
Rompecabezas
Gracias a un cuidador de cementerio, De Nápoli se enteró que Frieda, la enigmática septuagenaria danesa, visitaba en un cementerio de Buenos Aires la tumba del médico nazi Karl Vaernet, íntimo colaborador de Heinrich Himmler, líder de las Tropas de Asalto hitlerianas (SS). Gracias a eso pudo contactarse con la mujer e ir reconstruyendo el rompecabezas.
Otro elemento clave para rearmar la historia fueron documentos del médico nazi Joseph Mengele hallados en Buenos Aires, que fueron escritos poco antes de que el criminal regresara a Alemania, en 1959.
Mengele "era dueño de varias propiedades y participaciones en laboratorios argentinos como socio oculto", explicó De Nápoli.
"En un memorándum que dirigió a Hilda Ana Peters de Umbreit -socia y testaferro en uno de sus laboratorios argentinos- Mengele describe los pasos necesarios para obtener la «fórmula de la eterna juventud», un proceso que podía rejuvenecer a una persona entre 20 y 30 años", comentó De Nápoli.

