En medio de una intensa polémica, el arzobispo de Mercedes-Luján Agustín Radrizzani aseguró que el Papa "no tuvo ninguna injerencia" en la misa que encabezó el fin de semana ante la Basílica de Luján con Hugo Moyano. El gesto fue interpretado como una señal de respaldo de la Iglesia a la cúpula de Camioneros, e incluso se especuló con que Francisco avaló las señales de la institución con los sindicalistas, que están enfrentados por el Ejecutivo e involucrados en varias causas judiciales por irregularidades.

"Frente a los últimos comentarios, deseo aclarar que el papa Francisco no ha tenido ninguna injerencia, la decisión de realizar la celebración de la misa en Luján fue absolutamente mía. No hubiese sido pertinente negarme al pedido que me hicieran hace 40 días ya que valoré como muy positiva la intensión de rezar por la paz, el pan y el trabajo", indicó en un comunicado.

Radrizzani aseguró que nunca fue su intención "apoyar ni a un partido, ni a una ideología, ni a personas concretas" y que el objetivo de la homilía fue el de "propiciar una súplica confiada a Dios para favorecer un clima de diálogo que nos ayude a superar las dificultades que sufren muchos argentinos". Además habló de "caminar juntos para superar la dolorosa brecha" que atraviesa la sociedad.

La versión de Radrizzani se diferencia de la de Pablo Moyano, que dijo que la misa del sábado hacia la Basílica de Luján "no se podría haber hecho sin la venia" del Sumo Pontífice. "El Papa está preocupado por esta desgracia que tenemos como modelo económico que suma cada vez más pobres y desocupados a través de la inflación", dijo el secretario adjunto de Camioneros, luego de la homilía.

En la misa hubo cuestionamientos al modelo económico del Gobierno de parte del arzobispo de Mercedes-Luján, Agustín Radrizzani, que pidió más interacción "entre el Estado y el Pueblo", y se produjo después que el juez Luis Carzoglio rechazara el pedido de detención de Pablo Moyano en la causa por asociación ilícita en Independiente.

Fuente: TN