La Casa de Tucumán, acogió en el marco de la celebración de los 200 años de la Independencia,una cata de yerba mate dictada por la primera sommelier especializada en el tema, quien describió el rol de la bebida tradicional en los tiempos de la independencia.
La cata se realizó en el patio de la casa histórica, donde la sommelier Valeria Trapaga compartió con el público datos sobre el origen y los beneficios de la yerba mate y además le dedicó un apartado especial a la historia de la infusión durante la gesta de la independencia argentina.
‘La yerba está entre nosotros gracias a los guaraníes que eran agricultores y tenían una relación mística con esta planta que utilizaban como medicina porque sabían de las propiedades benéficas que tiene‘, señaló la sommelier.
Los guaraníes cuentan que Tupá, uno de sus dioses predilectos, obsequió la planta a los avá (una parcialidad del pueblo guaraní) y les hizo saber que es necesario chamuscar las hojas apenas cosechadas exponiéndolas un instante a las llamas directas del fuego, sin quemarlas ni un poco.
‘Los guaraníes llamaron a este procedimiento ’sapecá’, cuya traducción podría asemejarse a ’abrir los ojos’, como si el contacto con el fuego despertara en la hojas su verdadero potencial, ya que esa operación hace estallar las células de las hojas, libera la savia y fija la clorofila; de no hacerse así, la yerba perdería su sabor y sus propiedades, que se degradan con la oxidación‘, afirmó la especialista.
‘Los guaraníes vivían bajo la ley de reciprocidad, donde no era mas rico el que más tiene, sino el que tenía mayor capacidad de compartir‘, agregó. Los jesuitas que llegaron a la Mesopotamia y entraron en contacto con el pueblo guaraní le pusieron orden al proceso integral de secado y a mediados del Siglo XVII obtuvieron permiso real para venderla en la Colonia y, antes de que el siglo termine, ‘se convirtieron en los principales productores de la mejor yerba mate del mercado‘, aseguró Trapaga. ‘El hábito de tomar mate fue adoptado por todos los habitantes de estas tierras, incluso por las familias más aristocráticas de la época del Virreinato, que tenían por costumbre mandar a labrar sus ornamentales mates de plata a Potosí y ofrecerlos luego en reuniones, tertulias y agasajos como símbolo de unión‘, añadió.

